Los temas de Cristina Fernández Cubas
Significado de su obra: el pánico de la razón.
En cuanto el lector se adentra en un cuento de Cristina Fernández Cubas, a la razón empiezan a temblarle las piernas. El tema esencial es el sentido inapresable del mundo y del hombre. Su obra parece hablar del pánico de la razón. Los personajes o las situaciones de su relatos ponen en apuros a la razón que muestra continuamente sus limitaciones: tanto para el conocimiento último del mundo como para conciliarse con el lado emocional de la vida..
Por las grietas de la razón aparecen la inquietud, la fantasía, la imaginación o la locura, pero no como alternativas salvadoras a la razón, sino apenas como resortes que ponen en evidencia la insuficiencia de la razón y, en todo caso, como consuelo o como alternativas que a veces nos permiten vivir en ámbitos donde la angustia vital se atempera (la infancia, por ejemplo).
COmo les ocurre a muchos personajes de los cuentos, el punto de vista, en muchos relatos, siembra el pánico también en la mente del lector que se deja apoderar por la incertidumbre o intenta agarrarse a explicaciones esotéricas, transracionales. Es una analogía de la situación desvalida del hombre ante el mundo y la vida..
Si el mundo carece de sentido, la lógica debería conducir a pensar que todo lo que hay dentro de ese mundo también carece de él. Ese paso lo hace explícito Cristina Fernández Cubas, por ejemplo, cuando presenta en tantos relatos a personajes con sus facultades mentales alteradas, con su racionalidad menoscabada. Es una alegoría de la limitación humana, de la ineficacia de nuestro conocimiento. El mundo carece de racionalidad y nuestra propia racionalidad es insatisfactoria, inútil.
El mundo carece de sentido y nosotros carecemos, además, de la capacidad de interpretarlo satisfactoriamente. El componente fantástico de los relatos de Fernández Cubas, arranca casi siempre de ahí: de un personaje con su racionalidad menoscabada, de un transtorno de la razón. No de ningún misterioso ultramundo terorífico, para entendernos.
Somos incapaces de darle un sentido al mundo o al hombre. Ese parece ser el tema central de sus obras, el estado de ánimo que las recubre todas. Un escéptico radical como Borges diría simplemente que todo carece de sentido. Cristina Fernández Cubas pone el acento en nuestra impotencia, en la fragilidad de nuestra existencia ante esa incertidumbre.
Sin embargo, nuestra limitación, nuestra incapacidad de conocer deja, paradójicamente una brecha abierta, porque hay una pequeña posibilidad de que todo tenga un sentido, una racionalidad, que nosotros, precisamente por nuestra imperfección, no somos capaces de captar. O; al menos, debemos admitir que ni siquiera estamos seguros de que eso no sea posible.
En una entrevista, Fernández Cubas sintetiza este aspecto dee ste modo:
·…cuanto más racional sea una persona, mayor espacio dejará
a lo desconocido, lo que no podemos explicarnos” (1)
La inquietud, el miedo, la pérdida del control racional de sus vidas enfrenta a sus personajes a experiencias que viven casi como sueños, por su vaporosa irrealidad. En ellas, la razón habitual es derrotada por algún transtorno y el personaje deja de percibir el mundo de modo convencional. La inquietud o el miedo pueden ser señales de que hay alguna posibidlidad de que exista otra realidad, de que la realidad sea diferente de como llegamos a suponer con nuestra razón..
Esta brecha de la razón que provoca la irrupción de lo fantástico tiene, pues, casi siempre su origen en ese transtorno psicológico. Pero se convierte así, no en una esperanza franca de que haya otra razón más completa (un sentido, una explicación del mundo y de nuestra existencia), pero sí en una vía en la que el alma puede explorar virtualmente, sospechar, intuir, imaginar o simplemente soñar, otra manera de fluir de la realidad.
Al final, esa otra dimensión en la que nuestra (insuficiente) razón se quiebra es tan fantasmagórica e incapaz como nuestra dimensión habitual. Lo fantástico, lo otro (el giro argumental delirante que da forma a casi todos los cuentos de Fernández Cubas) no viene a salvar a estos personajes; más bien lo fantástico viene a corroborar su condena, a incrementar su desgracia.
Así se concilian el interés sincero de Cristina Fernández Cubas por la temática fantástica y el uso irónico (distanciado) y casi estrictamente compositivo que hace de esa temática en su obra.
La soledad. La incomunicación.
También estamos incapacitados para conocer a los otros; seres, por otro lado, tan incompletos como nosotros, con lo que la comunicación (y los sentimientos) auténtica es imposible y estamos condenados a vivir encerrados en nuestra soledad.
La soledad tiene que ver con la incomunicación, con la incapacidad del arte, con las limitaciones del lenguaje y de la razón… Todo está atravesado por el mismo pecado original “invertido “de la imposibilidad del conocimiento.
Lo fantástico y Cristina Fernández Cubas
A mi modo de ver, lo fantástico tiene un uso irónica por parte de la escritora barcelonesa. El punto de vista narrativo, que juega ante todo con la ocultación y el desvelamiento paulatino o estratégico, convierten un sereno relato realista en una historia con sombras de locura, pesadilla o fantasía.
Este uso del punto de vista provoca en el lector el pánico de la razón. Normalmente, lo que se nos cuenta del personaje extraño tiene su origen en una alteración psicológica . Pero los relatos juegan a provocar en la mente del lector la sospecha de lo fantástico o de lo terrorífico o de un No-se-qué Otro fuera del alcance de la razón convencional. Es el lector, en gran medida, el que puebla estos relatos de fantasía.
Los relatos suelen transcurrir galanamente servidos en un lenguaje sereno y equilibrado, meticulosamente realista y es el lector el culpable de abandonar la razón, a las primeras de cambio, y salir corriendo en busca de las explicaciones esotéricas, seducido por las trampas del punto de vista.
Sí, el lector forma parte de la estructura de estos cuentos casi siempre. Es un convidado forzoso, obligado a participar en la construcción y el sentido del relato.
Tal vez podría decirse que prestar atención de este modo al lector al construir un relato es algo de raíz cortaziana, pero este lector obligado a ser activo es una creación muy personal de Cristina Fernádez Cubas.
Para ello, se sirve de las técnicas d la narrativa fantástica, reforzando y manejando a su gusto la técnica que podríamos llamar de ocultación/desvelamiento que caracteriza también a muchas obras de los diversos tipos de literatura fantástica.
La relación de la autora con lo fantástico, parece, por tanto, muy personal y su obra no se deja encasillar dentro del género fantástico sin más.
Lo fantástico, en definitiva, no es en ella la expresión de una visión del mudo romántica que presente alguna clase de alternativa a la razón.
Es un repertorio temático, una materia argumental apropiada para la literatura que quiere abordar, pero no es la sustancia de su literatura.
La literatura
La infancia
Los transtornos mentales
Motivo temático
La temática feminista en Cristina Fernández Cubas
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(1) 2 Entrevista de Paula Corroto, ·La realidad está llena de agujeros negros·, Público.es, 4 de febrero de 2011, URL: http://www.publico.es/culturas/359671/la-realidad-esta-llena-de-agujeros-negros.