El misterio de la cripta embrujada

Resumen de El misterio de la cripta embrujada

Era abril, y el protagonista (no dice su nombre) se encuentra en el patio de un psiquiátrico jugando un partido de fútbol. Todo va bien hasta que su compañero se tira al suelo y empieza a gritar. Entonces, se suspende el partido y el Doctor Chulferga le llama para decirle que el director del psiquiátrico, el Doctor Sugrañes, quiere verle. El Doctor Chulferga le acompaña hasta la puerta del despacho. Una vez dentro, el protagonista se da cuenta de que, además del Doctor Sugrañes, hay más personas en la sala, que al principio no sabe quiénes son, hasta que se da cuenta de que es el comisario Flores y una monja. Empiezan a hablar y finalmente, el Doctor Sugrañes les deja solos en el despacho, para explicarle al protagonista el motivo de aquella visita.

El comisario Flores le explica que en el colegio de monjas de San Gervasio, hace seis años una niña desapareció, sin dejar ningún rastro. A la mañana siguiente, los padres de la niña avisaron al comisario de que abandonara el caso porque la niña había sido encontrada. Volvió a aparecer en la cama y se levantó como si no hubiera pasado nada. El comisario y la monja le dijeron que esto había pasado otra vez y que necesitaban su ayuda para resolver el caso. Después de esto, el protagonista abandona el centro con el comisario y la monja.

Cuando llegó al centro de Barcelona, lo primero que hizo fue ir a ver a su hermana Cándida, que trabajaba de prostituta. Estaba esperando a un cliente. Era un marinero que parecía ser sueco. Su hermana le pidió que se fuese del bar y él lo hizo, ya que quería descansar. Así que se coló en el metro y robó unos bolígrafos y un reloj a unos niños que se habían reído de él. Se bajó del metro y descubrió que se encontraba cerca del colegio San Gervasio y decidió ir a verlo.

Se dirigió hacia un hotel barato, donde consiguió quedarse durante tres noches a cambio de los bolígrafos y el reloj. Picaron a la puerta. Era el novio de su hermana. Cuando lo dejó entrar, le apuntó con una pistola y el protagonista intentó calmarlo, mientras buscaba algo con que golpearle. Cuando se acercó a donde estaba sentado, descubrió que estaba muerto y se escapó por la ventana.

Tuvo suerte y cayó sobre un montón de basura que le libró de un gran golpe. Fue a ver a Cándida para sacarle información sobre el sueco, pero no le dijo nada. Fueron a desayunar a casa de Cándida, una casa pequeña y sucia, y allí se encontraron con el cadáver del sueco, que había dejado en la cama. Cuando iban a marchar, tres policías llegaron pero, para librarse de ellos se hizo pasar por el Doctor Sugrañes, le dio un cabezazo y consiguió huir.

El protagonista se dirige hacia el colegio San Gervasio y camufla un poco su aspecto. Cogió una botella de vino y disolvió allí las drogas que había cogido al sueco. Cuando llegó a donde se encontraba el jardinero se identificó como Arborio Sugrañes, profesor de botánica y le entregó la botella de vino como regalo. El jardinero empezó a sentirse mal y aprovechó para preguntarle sobre la desaparición de hacía dos días y de la de hacía seis años. Le dijo que hacía seis años había otro jardinero. En el balcón, aparece una monja con dos policías, que bajan a por él, pero el protagonista hace correr al jardinero y los policías van tras él.

Argumento de los capítulos finales