La ventana del jardín

La ventana del jardín, análisis

 

Significado y tema del cuento.

 

En cuanto al análisis e intrepretación de La ventana del jardín es un cuento que  habla, en primer término, de la imposibilidad del conocimiento y de la comunicación y, ligado a ello, de la oposición entre lógica racional y lógica emocional.

El acento se pone en la ridiculización de la lógica racional, encarnada por el narrador, frente a los sentimientos que mueven a los padres del infeliz Tomás Albert. Pero es continua en todo el cuento la alusión a la incomunicación y a la imposibilidad de conocer al otro, como un exponente de las limitaciones de nuestro conocimiento en general. Esto se recoge en el mismo título, pues la ventana no es en este caso una vía de comunicación, sino una barrera simbólica que se interpone entre el narrador y el chico enfermo.

En la figura del narrador se satiriza la inadecuación  o insuficiencia de la razón para el conocimiento verdadero y para lo que podríamos llamare conocimiento vital o emocional.
La disección racional de lo que cree ver, lleva al protagonista  narrador a una intepretación mostruosa de la realidad de la familia. Él y su análisis racional son los auténticos monstruos del relato, no el matrimonio Albert.

Los padres de Tromás, niño gravemente enfermo desde que nació, inventan a su alrededor un mundo en el que hasta el lenguaje está sometido a sus sentimientos. No pretenden conocer de verdad; han renunciado a ello. Solo pretenden aliviar el dolor de su hijo y , tal vez, el suyo propio. La razón es sometida o adaptada a la compasión.
En cualquier caso, la razón aparece como algo frágil y quebradizo. Solo cuando se deja de lado se consigue un punto de vista más amplio sobre la realidad vital y se puede hallar cierto consuelo en medio del sinsentido (o sentido inapresable) de la existencia. Esto es lo que vemos en la actitud de los padres y en la del taxista al final del cuento.

 

SÍMBOLOS TEMAS Y MOTIVOS TEMÁTICOS

La ventana del jardín

Una ventana puede ser un símbolo de esperanza, de apertura, de comunicación… Sin embargo, en este cuento es un símbolo de las dificultades para comunicarse con los demás. La ventana es como el lenguaje: nos muestra que las cosas y los demás están ahí, pero se interpone entre ellos y  nosotros.
La ventana se interpone entre el narrador y el hjo de lo Tomás cuando entran en contacto por primera vez dos años atrás y la noche en que el narrador se acerca hasta Tomás para proponerle que se escape con él.
El mismo lenguaje que es insuficiente para conocer la realidad es también insuficiente para conocer a los demás y comunicarnos con ellos: es una de las raíces de la soledad.
Por todo ello, Cristina Fernández Cubas, en una entrevista en la que hace un breve análisis de este cuento, habla de que en él se da “el terror por el lenguaje” (1).  El fracaso del lenguaje (como el de la literatura en otros cuentos) es nuestro terror vital ante la fata de certezas, la muestra más demoledora del fracaso de la razón y de la fragilidad de nuestro existir.

 

El peculiar lenguaje de Tomás

El hijo de los Albert tiene, entre otros problemas, dificultades con el lenguaje. Ha creado el suyo propio y los padres se han amoldado a él.
Las dificultades de Tomás y las deficiencias de su lenguaje son, obviamente, un trasunto de las limitaciones de lenguaje en general, de la incomunicación y de la soledad.
La aceptación de ese lenguaje por parte de los padres (y del taxista) muestran ese otro matiz del cuento: la lógica de las emociones.

Cuando el narrador se detiene en el análisis de ese lenguaje diferente y en la explicación de sus detalles, a mi juicio, asoma la filiación borgiana del cuento (es imposible no recordar cuentos de Borges como Tlön, Uqbar, Orbis Tertius o El informe de Brodie). La trágica inutilidad del conocimiento (y de la vida misma) se reafirma como tema último del cuento. Las dificultades del niño  simbolizan  de manera especial esa trágica condición humana.

 

El punto de vista

El análisis del punto de vista narrativo nos revela que, de nuevo, en este cuento el punto de vista es el elemento clave. Estamos limitados a la visión del narrador protagonista y cometemos los mismos fallos interpretativos que él.
Cristina Fernández Cubas aprovecha  el molde del género fantástico de terror y sus resortes para someter, una vez más, al lector a una experiencia peculiar.
Cometemos los mismos pecados que el narrador obligados por el punto de vista del relato, recortado a la percepción de la situación por parte del narrador. Digamos que nos hace sufrir en carne propia las deficiencias de la razón que forman la temática del cuento. No son cosas extrañas o esotéricas que le ocurren al protagonista de una ficción narrativa: nuestra mente pasa por el mismo proceso. Nuestra razón entra en pánico exactamente igual que la del narrador. Somos parte de la argumentación del cuento.

 

 Estructura del cuento.

La ventana del jardín adopta el esquema argumental típico de algunos relatos de terror. La propia autora ha recordado en diversas ocasiones el modelo de Drácula como un referente  de este tipo de cuentos de terror.  En resumen, un personaje llega a un lugar que tiene algo de extraño o misterioso, se encuentra con alguien inquietante  y empiezan a ocurrirle cosas aterradoras.

 

La presencia de lo fantástico.

¿Hay algo fantástico en este cuento?  Cristina Fernández Cubas ha sido encasillada en el género neofantástico con apenas un poco menos de pereza que se ha llamado feminista a su literatura. No en todos los cuentos hay elementos fantásticos. En algunos, lo fantástico acaba siendo solo una impresión del lector  (inducido por el punto de vista narrativo). Así pasa en Lúnula y Violeta y es también, en gran medida , lo que ocurre en La ventana del jardín.
Cuando los hechos abren los ojos al narrador y al lector, todo lo que queda es una familia golpeada por la cruel enfermedad de su hijo. Trágico, pero no fantástico.
Como nos vemos forzados a reconocer, después de dejarnos arrastrar por las suposiciones del narrador, el único monstruo son los desvaríos de nuestra razón y los auténticos enfermos, el lenguaje y nuestro titubeante conocimiento.
Creo que en La ventana del jardín, Cristina Fernández Cubas muestra de nuevo, que hace un uso irónico de las convenciones de ese tipo de literatura. Lo fantástico es un modo de denunciar la incertidumbre de la existencia  y de la realidad.
La autora juega con el lenguaje y los clisés el género fantástico para mostrarnos con ironía  que lo extraño, irracional y monstruoso puede ser la rutina misma de nuestra mente y de nuestras vidas. En cualquier momento en la realidad puede aparecer un elemento inquietante o inexplicable que hace tambalearse a la razón. La precipitación con la que a veces respondemos ante esto nuestra lo desvalidos que vivimos apoyados en esa muleta vacilante del conocimiento lógico.

 

Tiempo y espacio

Como en tantos cuentos de Cristina Fernández Cubas, no hay datos concretos acerca del tiempo y del espacio. Esto, tan característico de muchas obras contemporáneas, tiene una clara explicación. Estamos otra vez ante un cuento en el que lo relevante son los paisajes interiores de las almas y el tiempo existencial.

Personajes

Los padres de Tomás funcionan, en realidad como un único personaje. Han encerrado el dolor en un lenguaje reducido. Siempre repiten lo mismo cuando les preguntan por el chico.

Cuando el narrador aparece, José tarda en reconocerlo, en un gesto que representa su negación del mundo por amor a su hijo. Viven dentro de una isla que ellos mismos han creado por amor -bien o mal entendido, a su hijo.

Se han adaptado al lenguaje empobrecido de Tomás. Juntos han reducido el mundo casi a solo  a tres palabras esenciales que, en definitiva, son ellos mismos, su vida en común.  Eso y el hecho de alejarlo del mundo parece un acto de piedad,. para evitarle un dolor mayor,  el de saber que el mundo no es solo ese dolor de su enfermedad.

Pero el hijo, que de todas formas no conoce otra cosa en la vida que el dolor, no se resigna y  sueña con que más allá de la ventana del jardín pueda haber algo diferente: más de tres palabras, quizá.

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(1) http://elpais.com/diario/1980/11/21/cultura/343609213_850215.html  21 NOV 1980

Lúnula y Violeta

Lúnula y Violeta (1988)

 

El punto de vista: lector, está usted invitado.

En cuanto al análisis e interpretación de Lúnula y Violeta, el punto de vista narrativo es el elemento clave de este relato. Además, es muy representativo de estos cuentos en su conjunto.

El narrador es, por lo general, un personaje en primera persona. En ocasiones, nos describe el transtorno de otro personaje, auténtico protagonista del cuento. Otras veces, el narrador mismo sufre algún tipo de problema mental o de limitación racional.

En Lúnula y Violeta tenemos un caso de esos. La escritora Victoria Luz se transtornó en su lucha por la creación artística y la comunicación. Sin embargo, esto no lo sabemos hasta el final.
La pregunta sería, si supiéramos eso desde el principio, ¿despertaría su lectura la misma inquietud? Si supiéramos que es la historia de una persona con su salud mental deteriorada, ¿nos asaltaría también la idea que detrás de esos hechos que se nos van insinuando podría haber algo fantásico o terrorífico?

La clave está en la técnica de la ocultación, en el desvelamiento progresivo. El narrador va midiendo estratégicamente qué información nueva  aporta al lector en cada momento del relato.
¿Es un relato fantástico?¿Ocurre algo fantástico? Realmente no. Entonces, ¿de dónde ha surgido lo fantástico, el miedo, el terror que parecía estar detrás de esa historia, tal como iba avanzando….?

Del lector, claro, de su ignorancia forzada por el punto de vista. La mente del lector, siguiendo las pautas aparentemente lógicas del relato, le va añadiendo una posible interpretación fantástico, terrorífica, mágica…
Este uso del punto de vista parece tener, pues cierta ironía.  El lector es necesario para poblar el cuento de imágenes e hipótesis que escapan a la razón convencional. Es un cómplice a su pesar.

¿Querrá Cristina Fernández Cubas poner a prueba nuestra mente mostrando cómo ella misma busca enseguida el refugio de lo transracional, incluso ante historias como la de este cuento, tan triviales, tan llenas de realismo? ¿Lo que nos quiere mostrar es el pánico de la razón? ¿Quiere ponerlo en evidencia? En definitiva, ¿ironiza sobre la fragilidad e impotencia de nuestro conocimiento que, a la mínima se resquebraja y reniega de sí mismo?

¿O querrá Fernández Cubas sugerir que, más allá de la percepción cotidiana, existe un mundo que escapa a la razón, lleno de otras posibilidades,  en el que se esconden fuerzas desconocidas que sí podrían ayudarnos a comprender mejor el mundo?
¿Muere Victoria Luz…?

¿Lo que entreven las mentes alteradas no será, simplemente, en todo caso el horror de la nada?

 

Significado y tema del cuento.

En resumen, parece que este cuento hay que interpretarlo en sentido alegórico. La incapacidad creativa es un exponente de la incapacidad de conocimiento. Este sería su tema.

Por este motivo, en Lúnula y Violeta, lo fantástico no es un mundo alternativo que irrumpe en este, sino una aberración psicológica que actúa como alegoría de la incapacidad de la razón, de las limitaciones de nuestro conocimiento.

El fino terror de Fernández Cubas, como ha sido llamado, está ligado, pues, al género fantástico por un hilo muy delgado.
No se trata de una visión romántica de lo fantástico en la en la que el terror es la puerta de una alternativa más poderosa -apocaliptíca o providencial- a la razón.Durkhein
Aquí lo fantástico actúa como motor narrativo y elemento estructural, como materia argumental sobre la que la autora fija su escepticismo,  pero no forma parte de una visión del mundo.
En este sentido, hace un uso irónico de lo fantástico, como material narrativo que moldea a su antojo para expresar su propio mundo. Forma parte de su estilo, pero solo de un modo muy relativo, de su visión del mundo.

Tampoco cabe, por tanto, hacer una interpretación romántica del cuento. El cuento habla de las miserias del hombre, de sus limitaciones. No propone ninguna alternativa irracional o fantástica al mundo racional, sino que se limita a exponer la derrota del conocimiento, mediante una historia alegórica de ambiente cercano a lo fantástico.

Es difícil no interpretar este cuento de un modo alegórico. No puede interpretarse, simplemente, lo en clave de otras dimensiones de lo real  o de psicología o de psicoanálisis y, mucho menos, en clave de feminismo o de crítica social.
Es un relato de tema filosófico y, de manera subsidiria, de tema metaliterario, pues también reflexiona y emite una sentencia pesimista sobre la naturaleza de la creación artística.

Los dos personajes son ficciones y ambas la representan. El tema inmediato del cuento es la lucha por la creación artística, que también es una lucha por la expresión, por la comunicación que puede salvarnos del aislamiento. Solo puede salirse de la nada y de la soledad consiguiendo el conocimiento, encontrándole el sentido a todo esto de la vida.Si la expresión artística pudiera ser satisfactoria, si el arte pudiera encontrar un sentido, el artista habría podido comunicarse.

Pero no a nada que comunica. Pero no se trata solo de que el mundo no tenga sentido, es que, además, nostoros mismos estamos vacíos. Nuestra soledad proviene del sinsentido del mundo. Somo tan huecos  e inconsistentes como él, nada podemos hacer ni por él ni por nosotros.

Violeta no crea nada y Lúnula solo confirma su total esterilidad.

 

ALGUNOS TEMAS O MOTIVOS TEMÁTICOS:

 

La soledad

Podemos considerar que el tema de este relato es la soledad y sus efectos. Comprobamos cómo este sentimiento puede llevar a tal extremo que llega a crear un personaje ficticio como consecuencia de una patología psicológica.

El tema del doble 

Se diría que es un tema con un papel compositivo, similar al de lo fantástico en su conjunto. Pero también representa, probablemente, una expresión de las propias inquietudes de la autor frente a la creación: una metáfora, se diría, no una obsesión especiañ. No parece necesario interpretarlo recurriendo al psicoanálisis, como  a veces se indica. Es otro elemento alegórico de la limitaciones de la razón humana.
En resunen, otro yo no solucionaría nada, más yo, es lo que se precisa.

La enfermedad mental

Muchos personajes de los cuentos de Fernández Cubas padecen algún tipo de problema  mental.  Esto nos enfrenta a las limitaciones de la razón; este tipo de personajes con su capacidad de conocimiento alterada, actúan repetidamente como alegoría de ese concepto. En otros cuentos, los personajes tampoco está en plena posesión de su razón por otros motivos: porque son niños, por ejemplo.

La escritora incluso se documenta concienzudamente sobre la enfermedad que va a mostrar en cada personaje. Pero diríamos que lo psicológico ante todo otro elemento compositivo. No es un cuento psicológico, sino en el que lo psicológico sirve de materia argumental  sobre la que se va dibujando una reflexión metafísica sobre el mundo. Es un cuento filosófico. Un relato de reflexión filosófica y no psicológica. Todas esas mentes enfermas  de estos relatos de Cristina Fernández Cubas representan a la impotencia misma del conocimiento humano.

El tema del arte dentro del arte.

La literatura y otros medios de conocimiento fracasan en los cuentos de Cristina Fernández Campos. Su visión acerca del arte es la misma que acerca de las capacidades humanas en general.
La creación literaria es problemática y atormenta a los personajes de algunos cuentos, como este de  Lúnula y Violeta. Es solo una expresión del tema epistemológico esencial. Las limitaciones de cualquier arte son una manifestación de las limitaciones de todo conocimiento.
Lúnula, la aspirante a escritora protagonista del cuento de Victoria Luz, como su propia creadora, fracasa.

“…¿Cómo se me pudo ocurrir alguna vez que yo podía narrar historias? La palabra, mi
palabra al menos, es de una pobreza alarmante. Mi palabra no basta, como no bastan
tampoco las escasas frases felices que he logrado acuñar a lo largo de este
cuadernillo. Ella en cambio parece disfrutar en demostrarme cuán fácil es el dominio
de la palabra.,”

 

La presencia de lo fantástico.

Habría que definir fantástico, claro, o neofantástico; etiquetas ambas que se e han adjudicado a nuestra autora.
Pero, en definitiva, lo fantástico se utiliza como lenguaje expresivo, pero no es una propuesta de interpretación del mundo, no  forma parte de una cosmovisión alternativa.
Lo fantástico no representa en este cuento una crítica romántica a la razón.  Por un lado  es un elemento argumental. Por otro, es una expresión de las limitaciones de la razón. Significativamente, suele estar vinculado a alguna limitación racional del personaje, como ocurre en este caso.
Su papel estructural es clave en este relato, puesto que la tensión del mismo se apoya en esa sugerencia de lo fantástico que tiñe el cuento hasta que no se nos facilitan todos los datos necesarios para reconstruir completamente lo ocurrido (todo esto, sin  necesidad de recurrir a hablar del epílogo que no aporta nada nuevo; solo algo más explícito).
En resumen, no es un cuento fantástico, en sentido literal. Se diría que es más bien un cuento alegórico.

 

El jacarandá.

Necesita mucha humedad. En su alucinación, Violeta,  alter ego inmediato de Violeta Luz (al que le brota Lúnula), decide dejar de beber agua para no arrebatársela al supuesto árbol mágico.

El jacarandá es otros símbolo, o, mejor, otra alegoría de la imposibilidad de cualquier logro. Nada puede conseguirse, puesto que nada puede conocerse: no hay nada; por tanto, nada es posible. Ni el jacarandá, ni la obra artística, ni la comunicación con los vecinos  o con los conciudadanos.
Por otro lado la leyenda amazónica sobre el jacarandá, lo relaciona irónicamente con la  sabiduría (Mitu,una sacerdotisa de la Luna, diosa de la sabiduría, descendió de un jacarandá y vivió entre los aldeanos, compartiendo con ellos sus conocimientos).

dice Lúnula y echa sobre la tierra agrietada el
último pozal de agua (fin de l secuencia dle jacarandá.

Los espejos

El espejo de su pensión le devuelve a Vioeta cada día una imagen borrosa. Cuando lo rompe al marcharse a la csa de campo de Lúdula

 ·…Al recoger mis cosas, mi última mirada fue para la luna
desgastada de aquel espejo empeñado en devolverme
día tras día mi aborrecida 
imagen. Sentí un fuerte impulso y

lo seguí. Desde el suelo cientos de cristales…”

Sin embargo, los espejos (otro de esos motivos repetitivos con los que juega la autora) no son mucho más piadosos con Lúnula y reflejan tanto su jovialidad como su notoria fealdad:

“… Los espejos, soldados en abanico, devolvían desde todos los ángulos posibles su feliz
y sonrosada cara de campesina, el extraño contraste entre su exuberancia sin límites
y el bonito vestido de raso pensado, con toda seguridad, para una mujer diez tallas
más menuda. Me gustó su decisión, el desprecio que parecía tener de sí misma. Su
cuerpo, desmesuradamente obeso, seguía moviéndose sin descanso…”

“”… los espejos reflejaban una vez más aquellos dientes, descascarillados y enfermizos a los que, en cierta forma, parecía iba dedicada su

propia risa…”

¿Qué diferencia hay entre esos espejos de Fernández Cubas y los de la sentencia del sabio del cuento de Borges Tlön, Uqbar, Orbis Tertius?

los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”

En el fondo, no mucha. Son un símbolo de la nada.  Pero en este cuento aluden, más precisamente, a las limitaciones del conocimiento (creativo o no).

 

Tiempo y espacio

EL aui y ahora del pricipio  etc

Esta!es!la!segunda!página!de!mi!cuaderno.!¿Por!qué!hablaré!de!Lúnula! en!pasado?,!me!pregunto!ahora.

cuand e queda sola

He! roto! definitivamente! mi! bloc! de! notas;! ¿para! qué! me! puede! servir! ya?! Sin! embargo,! he! conservado! por! unos! instantes! algunas! páginas.! B (tras enfermar  ajacaranda)

! había! escrito! en! una! de! esas! hojas! que! ahora!devora! el! fuego,! «es excesiva.»( ¿Qué! excesia habia escrito

tabe ay un manuscrito le toca el turn mientras rdele bloc de notas qiero hoearlo

historias? La palabra, mi
palabra al menos, es de una pobreza alarmante. Mi palabra no basta, como no bastan
tampoco las escasas frases felices que he logrado acuñar a lo largo de este
cuadernillo. Ella en cambio parece disfrutar en demostrarme cuán fácil es el dominio
de la palabra. No deja de hablarme, de cantar, de provocar imágenes que yo nunca
hubiese soñado siquiera sugerir

transicon enferma y

«Violeta»,! ha! dicho,! «no! te! comportes! como!una!adolescente!y! tómate!el! trabajo!de! releer!mis!párrafos.»!

mtivos

Extrañamente el camión!del!pueblo!que! solía! pasar! por! aquí! de! cuando! en! cuando! parece! haberse! olvidado! de! nuestra! existencia.!

y ela por su parte mat al gallo u taao”aheno a ell” no habituada al campo, dice. no la otra fete al atar gallo ella debil aun

la fiebre

el dormitorio má cómdo al que renuncia

el maletn  el viaje ala cudad quien lo hace

deformada extraña la carnes e cuelgan

los ojetos hermosos

curtiendo! las! pieles! de! los! numerosos! conejos! que he! debido! sacrifica elaahora hace eso

a.!Hermosa!es!una!palabra!que!no!había!oído! hasta!ahora!en!labios!de!Lúnula.!Ni!hermosa,!ni!bella,!ni agraciada,!ni!bonita.!En!sus! historias,!ahora!me!daba!cuenta,!sugería!a!menudo!estas!cualidades!sin!nombrarlas! jamás!directamente.!En!cuanto!a!los!objetos,!era!distinto.!En!este!punto!ȯy!recuerdo! los!objetos!del!desvánȯ Lúnula!solía!prodigar!epítetos!con!verdadera!generosidad.! Las! naturalezas! muertas! eran! «soberbi

la esriura de lad dos, la correco de a otratanto queya no se disningueunae aota hasta dnde llegoyo etc

Lücida se marcha con taje d esatñenegro,sobrio. ELla es la del floreado, abigarrado a lo Lúnula.

e,!si!me!doy!prisa!en! terminar! con! el! trabajo! pendiente,! quizá! me! quede! tiempo! aún! para! arreglar! la! habitación!de!los!trastos,!seleccionar!los!objetos!hermosos,!

privndome del agua para que nada le falte al javcranda…la muerte etc

Estructura de Lúnula y Violeta

 

En primer lugar cabe hacer una primera división entre la parte principal del cuento y el epílogo.

La primera parte está narrada en primera persona por la  voz de la protagonista. Una parte de las secuencias en las que se va descomponiendo el relato son fragmentos de un cuaderno que escribía Lúnula. Con esas secuencias se van combinando otras, con diversos saltos en el tiempo, que parecen narradas desde un momento posterior a ese cuaderno.
En las diversas secuencias, con esos saltos temporales hacia delate o hacia atrás, vamos conociendo cómo fueron transcurriendo los hechos desde que, tal como se nos cuenta al principio, Lúnula y Violeta se conocieron.

En esta primera parte ocurre todo lo significativo del cuento y da la impresión de que podría haber acabado perfectamente aquí.

La estructura interna del relato, la estructura de su contenido, se basa en el desvelamiento progresivo.
Vamos conociendo paulatinamente elementos que hacen converger poco a poco un personaje en el  otro (Y viceversa).
Este detalle es el que permite mantener la ilusión de lo fantástico, pues si, desde el principio supiéramos todos los detalles esenciales de la historia, la mente del lector no hubiera estado en vilo durante ese paseo virtual por lo fantástico.
La técnica del ocultamiento de información es la que genera la tensón del relato y la que permite, durante un a amplia parte del relato, la sugerencia de lo fantástico como explicación y como guía del cuento.

La estructura externa, la estructura de la forma   de esta esta primera parte se caracteriza por la simetría.
Esta parte está construido sobre repeticiones que actúan como simetrías a ambos lados del relato; el  ascenso hasta la creación del doble y el descenso al vacío del yo destruido por la vacuidad o esterilidad de la creación. Las repeticiones van apuntando la identidad de los dos personajes y la esterilidad de la búsqueda,  El relato se construye como un vaivén, como el viaje de la protagonista a sí misma que acaba con la destrucción de ambas, Lúmula y Violetay la muerte dela escritora en cuya imaginación batallaban, Violeta Luz.

Aunque la muerte se produce por inanición, deducimos que la locura provocada por la  búsqueda desesperada del conocimiento ha conducido a la escritora hasta su final.
La segunda parte es de una extensión mucho menor. Actúa como epílogo, como anticlímax.
En este epílogo, un narrador en tercera persona, nos informa de algunas cosas ocurridas después de las fechas hasta las que llega el cuaderno.
Realmente, resulta innecesaria, se diría que desluce un poco el cuento que ya había quedado redondo antes de lo que parece un añadido, creemos  que prescindible.

El relato, en su primera parte, está construido con una simetría bien calculada, tal vez algo obvia, pero muy armoniosa. Una pocas piezas se repiten a ambos lados de la historia como a ambos lados de un espejo: el espejo en el que se está mirando la aparente protagonista, el espejo en el que se está mirando la escritora de la que finalmente se habla en el cuento .

El simbolismo del espejo: la búsqueda no conduce a nada, no hay alternativa a la impotente razón, no hay otro yo o no, al menos, otro mejor, más capaz… Su búsqueda la devuelve una y otra vez a ella misma.
Lo relevante en la exposición del mundo que, con lenguaje tan preciso, nos dibuja Cristina Fernández Cubas no es que pueda haber otro yo más creativo, más capaz; sino que todos los yo, todas las alternativas fracasan, son igual de incapaces: Lúnula y Violeta y la propia Victoria Luz, la escritora que se nos presenta al final como la  mente en la que estuvieron batallando las dos opciones estériles representadas por sus personajes, Lúnula y Violeta.

Los espejos son borgianos, desde luego. La imagen que devuelven es borrosa, trasunto de la imposibilidad del conocimiento, de las limitaciones de lo humano. No diría, sin embargo que el escepticismo de Cristina Fernández Cubas pueda ser tan radical como el de Borges. Diríamos que el  vago voto de confianza que le da a lo fantástico, expresa, al menos, un deseo de esperanza.

Lenguaje y estilo

Escribir, de todas formas, es ir añadiendo constantemente  más vacuidad a esa gran vacuidad del mundo. No hay razón para hacerlo al son de las fanfarrias o con estilo enfático, de manera que el lenguaje natural, sobrio, realista, que tanto se destaca en la autora, parece ser un buen vehículo de expresión para su mirada sobre el mundo.
La razón tampoco necesita grandes momentos para defraudar; en cualquier instante la vida más sencilla puede desplomarse. Lo real convencional es ya por sí miso fantasmagórico; no se necesitan grandes efectos ni argumentos muy lejos de lo cotidiano. La realidad tiembla y vacila ante nuestros ojos cada segundo, sofocada por su propia inconsistencia y por nuestra incapacidad para explicarla.
El realismo de espacio y tiempo, de ambientes y hasta de personajes (no realmente excepcionales muchas veces) está acompañado por la naturalidad del estilo. La angustia cotidiana, constante, por la vida se quiere expresar con un lenguaje que presente como reconocible esa angustia, no como algo excepcional.
Lúnula es una “gran contadora de historias”, pero eso no le sirve de nada. También está sola. El acento de la autora no está, por tanto, en las virtudes de los narradores ( o narradoras) como a veces se ha comentado,  sino en la inutilidad de cualquier narración. No hay razones, eb este sentido, para un estilo barroco o con excesos.
La naturalidad del lenguaje choca o hace más evidentes, muchas veces, los comportamientos distorsionados que se nos presentan. Como decimos, parece un punto de vista irónico que parece evocar la también fantasmagórica realidad de lo cotidiano o habitual.

Personajes

 

Violeta

Inicialmente, Violeta se nos presenta como una aspirante a escritora que no acaba de encontrar la inspiración. Tímida e insegura.
Se trasladó a la ciudad, donde malvive en una pensión, pero allí solo ha aumentado su soledad, no su capacidad de escribir.

Significativamente al principio de cuento se nos dice que Violeta no soporta ni estar encerrada en  su cuarto ni estar sola en la calle rodea de  gente, en la soledad ruidosa dela calle. No se soporta a sí misma. Está completamente sola y abatida por su fata de creatividad.
Un encuentro causal con Lúnula, que le propone una estancia en una casa que tiene en el campo, parece que puede cambiar las cosas.
Lúnula es una persona que parece llena de fuerza y Violeta queda deslumbrada por su energía.
Cuando comprendemos que Lúnula y VIoleta E

Lúnula

Lúnula, a ojos de Violeta, posee numerosas virtudes: es una gran narradora oral, vitalista, extrovertida, resuelta… Violeta llega a creer que tiene toda la creatividad que a ella misma le falta.  Ve en en ella une estímulo, una posible fuente de inspiración y decide aceptar su incitación a pasar un tiempo en su casa de campo. De hecho, en el cuento representa alegóricamente, en gran media, a la inspiración misma, esa que no le llega a Violeta, su lucha con  la creatividad, con la palabra como medio de conocimiento.

Sin embargo, Lúnula también tiene aspectos negativos o que la limitan: su deplorable físico, su soledad. Sí, también se siente sola.

 

Victoria Luz

En el final del cuento descubrimos que es la auténtica protagonista del mismo.
Si tuviéramos alguna razón para pensarlo, diríamos que el nombre de este personaje es, no ya alegórico, sino irónico e incluso burlón.
Victoria Luz es la escritora que había estado luchando con el relato de Violeta y Lúnula. Ellas son personajes suyos. No vence la luz en el cuento, está claro.  El nombre es irónico, en un sentido evidente en el relato, porque no vence sobre las tinieblas del coocimiento. Muere, se hunde en la nada. Como digo, el nombre es tan obvio que incluso parece irónico en otro sentido, como si la escritora -CFC- se hubiera visto forzada a añadir ese final al cuento.

Victoria Luz crea a Violeta y Lúlula y en la historia de su relación escenifica, dramatiza, su lucha contra el conocimiento y la incomunicación; sí, su soledad. La soledad es la expresión en cada uno de nosotros de la Nada.
El cuento arranca explicando que lo que llevó a Violeta a conocer a Lúnula fue, literalmente, la soledad:

Si aquella tarde no me hubiera sentido especialmente sola en el húmedo cuarto de la pensión,
si la luz de una bombilla cubierta de cadáveres de insectos no me hubiera incitado a salir y buscar
el contacto directo del sol, si no me hubiera refugiado, en fin, en aquel bar de mesas plastificadas
y olor a detergente, jamás habría conocido a Lúnula...”

Parece que se nos dice que la soledad lleva a la búsqueda en la creación. Pero el arte, como cualquier otro medio de conocimiento, no tiene un conocimiento verdadero que ofrecernos y solo puede reforzar esa sensación de soledad. Violeta, Lúlula y Violeta estám todas condenadas a fracasar, a vivir en soledad y ano alcanzar el sentido de esta vida.

Dentro de nosotros lo que hay no es una persona ni otra persona, sino otra nada. Pesimismo.

 

……………………

 

 

, la sensación de anulación que siente Violeta, confrontada a la labor de creación y de corrección que ejerce Lúnula (su modelo idealizado) es una muestra del trauma que experimenta el que desea ser escritor ante la sensación de no poder llegar nunca a dominar el arte de la escritura como lo han hecho los modelos admirados. La crisis de la identidad ante la confrontación con el doble es al mismo tiempo un desafío al que se debe responder equiparándose al “modelo” del ideal perseguido fusionándose con él: “Intento releer algún párrafo más. No encuentro los míos. Están casi todos tachados, enmendados ¿Dónde termino yo y donde empieza ella? (p.29). La crisis de la identidad escindida se resolvería si Violeta reconoce que para ser ella misma tiene que dejar que su “manuscrito” sea modificado y corregido siguiendo la inspiración y la voz de la otra, es decir de aquella que es percibida como la “Luz” o la “Sabiduría” en el arte de narrar. Por eso, en el nivel fantástico de la extraña historia narrada, Violeta necesita la compañía estimulante y complementaria de Lúnula. Y cuando se queda sola, porque Lúnula se ha ido a la ciudad (p. 29), se pone a esperar la vuelta de la inspiración creadora para que el proceso de su iniciación en la conquista del arte exigente de la creación literaria siga teniendo sentido para ella:

Me acurrucaré aquí junta a la puerta como un perro guardián. […] privándome del agua, para que nada le falte a nuestro jacarandá (oh, árbol maravilloso ¿florecerás?, dime, tú que sabes de la vida y de la muerte, ¿volverá pronto Lúnula?” (Fernández, 1988:30).

labras como “parece”, que figura, por lo menos, en cada página; “debía de”; “irreal”. En más de una ocasión, la protagonista duda de su capacidad de percepción, de si realmente ocurren ciertas cosas o si ella sólo cree percibirlas, mientras que, en realidad, sólo se trata de su imaginación; en la página 17 se pregunta: “¿soñaba?”. Usa locuciones como “He creído recobrar”;3 “me creí obligada”; “me he sentido como”, etc. En el relato, Lúnula cae enferma y tiene fiebre, pero Violeta se pregunta si no está delirando también ella: “Es posible que ahora tenga fiebre yo y que mi pobre mente, incapaz de ordenar la avalancha de imágenes que se amontonan en mi cerebro, intente escabullirse como pueda” (25). Cuanto más nos acercamos al final de la narración, más nos encontramos con interrogantes que reflejan el deterioro del estado mental

El manuscrito “devorado” simboliza la devoración de Violeta por Lúnula y, a su vez, la destrucción de las dos vertientes del personaje principal. Más adelante, Violeta “mata” su cuaderno de notas y parte del manuscrito. La angustia se ve reforzada por el hecho de que cada afirmación positiva es invalidada por una declaración negativa, de modo que parece que no hay lugar para la esperanza. Buena muestra de ello encontramos en la página 21: “Era joven, imaginativa y arrolladora. Pero, por las injusticias de la vida, no parecía estar en condiciones de gozar de los placeres comúnmente reservados a la juventud”. Ya hemos visto que la descripción d

Los temas de Cristina Fernández Cubas

Los temas de Cristina Fernández Cubas

 Significado de su  obra: el pánico de la razón.

En cuanto el lector se adentra en un cuento de Cristina Fernández Cubas, a la razón empiezan a temblarle las piernas. El tema esencial es el sentido inapresable del mundo y del hombre. Su obra parece hablar del pánico de la razón. Los personajes o las situaciones de su relatos ponen en apuros a la razón que muestra continuamente sus limitaciones: tanto para el conocimiento último del mundo como para conciliarse con el lado emocional de la vida..

Por las grietas de la razón aparecen la inquietud, la fantasía, la imaginación o la locura, pero no como alternativas salvadoras a la razón, sino apenas como resortes que ponen en evidencia la insuficiencia de la razón  y, en todo caso, como  consuelo o como alternativas que a veces nos permiten vivir en ámbitos donde la angustia vital se atempera (la infancia, por ejemplo).
COmo les ocurre a muchos personajes de los cuentos, el punto de vista, en muchos relatos,  siembra el pánico también en la mente del lector que se deja apoderar por la incertidumbre o intenta agarrarse a explicaciones esotéricas, transracionales. Es una analogía de la situación desvalida del hombre ante el mundo y la vida..

Si el mundo carece de sentido, la lógica debería conducir a pensar que todo lo que hay dentro de ese mundo también carece de él. Ese paso lo hace explícito Cristina Fernández Cubas, por ejemplo, cuando presenta en tantos relatos a personajes con sus facultades mentales alteradas, con su racionalidad menoscabada. Es una alegoría de la limitación humana, de la ineficacia de nuestro conocimiento. El mundo carece de racionalidad y nuestra propia racionalidad es insatisfactoria, inútil.

El mundo carece de sentido y nosotros carecemos, además, de  la capacidad de interpretarlo satisfactoriamente. El componente fantástico de los relatos de Fernández Cubas, arranca casi siempre de ahí: de un personaje con su racionalidad menoscabada, de un transtorno de la razón.  No de ningún misterioso ultramundo terorífico, para entendernos.

Somos incapaces de darle un sentido al mundo o al hombre. Ese parece ser el tema central de sus obras, el estado de ánimo que las recubre todas. Un escéptico radical como Borges diría simplemente que todo carece de sentido. Cristina Fernández Cubas pone el acento en nuestra impotencia, en la fragilidad de nuestra existencia ante esa incertidumbre.

Sin embargo, nuestra limitación, nuestra incapacidad de conocer deja, paradójicamente una brecha abierta, porque hay una pequeña posibilidad de que todo tenga un sentido, una racionalidad, que nosotros, precisamente por nuestra imperfección, no somos capaces de captar. O; al menos, debemos admitir que  ni siquiera estamos seguros de que eso no sea posible.
En una entrevista, Fernández Cubas sintetiza este aspecto dee ste modo:

  ·…cuanto más racional sea una persona, mayor espacio dejará
     a lo desconocido, lo que no podemos explicarnos” (1)

La inquietud, el miedo, la pérdida del control racional de sus vidas enfrenta a sus personajes a experiencias que viven casi como sueños, por su vaporosa irrealidad. En ellas, la razón habitual es derrotada por algún transtorno y el personaje deja de percibir el mundo de modo convencional. La inquietud o el miedo pueden ser señales de que hay alguna posibidlidad de que exista otra realidad, de que la realidad sea diferente de como llegamos a suponer con nuestra razón..

Esta brecha de la razón que provoca la irrupción de lo fantástico tiene, pues, casi siempre su origen en ese transtorno psicológico. Pero se convierte así, no en una esperanza franca de que haya otra razón más completa (un sentido, una explicación del mundo y de nuestra existencia), pero sí en una vía en la que el alma puede explorar virtualmente, sospechar, intuir, imaginar o simplemente soñar, otra manera de fluir de la realidad.
Al final, esa otra dimensión en la que nuestra (insuficiente) razón se quiebra es tan fantasmagórica e incapaz como nuestra  dimensión habitual.  Lo fantástico, lo otro  (el giro argumental delirante que da forma a casi todos los cuentos de Fernández Cubas) no viene a salvar a estos personajes; más bien lo fantástico viene a corroborar su condena, a incrementar su desgracia.

Así se concilian el interés sincero de Cristina Fernández Cubas por la temática fantástica y el uso irónico (distanciado) y casi estrictamente compositivo que hace de esa temática en su obra.

La soledad. La incomunicación.

También estamos incapacitados para conocer a los otros; seres, por otro lado, tan incompletos como nosotros, con lo que la comunicación (y los sentimientos) auténtica es imposible y estamos condenados a vivir encerrados en nuestra soledad.
La soledad tiene que ver con la incomunicación, con la incapacidad del arte, con las limitaciones del lenguaje y de la razón… Todo está atravesado por el mismo pecado original “invertido “de la imposibilidad del conocimiento.

 

Lo fantástico y Cristina Fernández Cubas

A mi modo de ver, lo fantástico tiene un uso irónica por parte de la escritora barcelonesa. El punto de vista narrativo, que juega ante todo con la ocultación y el desvelamiento paulatino o estratégico, convierten un sereno relato realista en una historia con sombras de locura, pesadilla o fantasía.
Este uso del punto de vista provoca en el lector el pánico de la razón. Normalmente, lo que se nos cuenta del personaje extraño  tiene su origen en una alteración psicológica . Pero los relatos juegan a provocar en la mente del lector la sospecha de lo fantástico o de lo terrorífico o de un No-se-qué Otro fuera del alcance de la razón convencional. Es el lector, en gran medida, el que puebla estos relatos de fantasía.
Los relatos suelen transcurrir galanamente servidos en un lenguaje sereno y equilibrado, meticulosamente realista y es el lector el culpable de abandonar la razón, a las primeras de cambio,  y  salir corriendo en busca de las explicaciones esotéricas, seducido por las trampas del punto de vista.

Sí, el lector forma parte de la estructura de estos cuentos casi siempre.  Es un convidado forzoso, obligado a participar en la construcción y el sentido del relato.
Tal vez podría decirse que prestar atención de este modo al lector al construir un relato es algo de raíz cortaziana, pero este lector obligado a ser activo es una creación muy personal de Cristina Fernádez Cubas.
Para ello, se sirve de las técnicas d la narrativa fantástica, reforzando y manejando a su gusto la técnica que podríamos llamar  de ocultación/desvelamiento que caracteriza también a muchas obras de los diversos tipos de literatura fantástica.

La relación de la autora con lo fantástico, parece, por tanto, muy personal y su obra no se deja encasillar dentro del género fantástico sin más.

Lo fantástico, en definitiva,  no es en ella la expresión de una visión del mudo romántica que presente alguna clase de alternativa a la razón.

Es un repertorio temático, una materia argumental apropiada para la literatura que quiere abordar, pero no es la sustancia de su literatura.

 

La literatura

 

La infancia

 

Los transtornos mentales
Motivo temático

 

La temática feminista en Cristina Fernández Cubas

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(1) 2 Entrevista de Paula Corroto, ·La realidad está llena de agujeros negros·, Público.es, 4 de febrero de 2011, URL: http://www.publico.es/culturas/359671/la-realidad-esta-llena-de-agujeros-negros.

 

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