Los cuentos de Cristina Fernández Cubas: lo que no son.

Los cuentos de Cristina Fernández Cubas y su interpretación.

 

Los cuentos de Cristina Fernández Cubas seleccionados para las PAU o Selectividad son los 8 relatos que se publican en el volumen Mi hermana Elba y Los altillos de Brumal.

La bibliografía existente sobre Cristina Fernández Cubas es relativamente escasa. Ello tal vez explica el desenfoque de algunos análisis o interpretaciones sobre estos cuentos y sus características. Además, internet, en ocasiones multiplica esos errores de manera que puede confundir a los alumnos. Por tanto, hay que advertir a los alumnos sobre estas reiteradas interpretaciones no del todo acertadas.

Lo que no es la literatura de Fernández Cubas:

  • No es una literatura de crítica social.
    Ni realista, por supuesto. Cierto que vemos a personajes solitarios y enajenados en un mundo hostil, pero estos cuentos no reivindican un cambio social ni critican a un estamento social u otro.
    Se habla del malestar general del hombre contemporáneo; no se retrata de modo realista una sociedad o una situación histórica, ni se analizan conflictos sociales, sino emocionales y filosóficos.
  • No es una literatura feminista.
    Cierto que en la obra de Fernández Cubas hay muchos protagonistas y personajes femeninos, pero los temas de los que se ocupa la autora son universales. Habla de lo que nos causa desazón en este mundo contemporáneo a todos en general, no a una parte de la humanidad en concreto.
    No hay ninguna reivindicación especial de tipo feminista en ninguna parte.
  • El psicoanálisis o la psiquiatría no tienen nada que ver con el sentido de su obra.
    Cierto que los trasnstornos mentales afectan a muchos de sus personajes y que la autora se documenta sobre las patologías de algunos de  ellos, pero no son necesarios Freud, Jung ni Lacan para comprender el sentido de ni uno solo de sus relatos.
    No son cuentos psicológicos sino filosóficos. No se habla en ellos de personalidades  ni enfermedades mentales, sino de conciencias desorientadas y de vidas sin sentido.
  • La mayoría de estos cuentos NO tiene un final abierto.
    Cristina Fernández Cubas, en general, construye sus cuentos como alegorías y en una alegoría cada elemento tiene su sentido exacto, Por tanto, la autora gobierna firmemente cada relato y lo conduce exactamente adonde ella quiere.
    Desde el punto de vista del significado último, ningún cuento es abierto, sino que tiene una interpretación muy concreta que suele deducirse de desenredar o traducir las alegorías que lo componen.
    Desde el punto de vista argumental, solo unos pocos pueden considerarse abiertos (La noche de Jazabel, por ejemplo), pero ninguno es susceptible de tener varias interpretaciones.
    El sentido de cada cuento es siempre uno y nada confuso o ambiguo.
    Leamos estas palabras de la prppia Fernández Cubas respondiendo a una pregunta que le hacen sobre  La ventana del jardín:”con tal de que se le añadan los elementos sugeridos [en el cuento] los finales abiertos pueden dejar de ser abiertos” (1)
  • Lo fantástico o neofantástico no es el elemento central de su obra.
    Desde mi intuición absolutamente personal (que puede estar no equivocada, sino equivocadísima), a raíz de la recepción por parte de crítica y lectores de sus primeras publicaciones, la autora se sintió reforzada en su interés por lo fantástico y a partir de ahí se ha sentido motivada para ahondar en su vinculación con lo fantástico que no es, en modo alguno, el motor central de su escritura.
    Se ha cultivado la creencia de que le concede más relevancia de la que realmente le da, en su conciencia, a lo esotérico como alternativa a la razón y de que le concede más relevancia a lo fantástico y a la literatura fantástica de la que realmente se aprecia analizando a fondo sus cuentos.
    Usa lo fantástico como repertorio argumental, como telón de fondo narrativo sobre el que proyecta sus auténticas obsesiones: la fragilidad e inconsistencia del yo y del mundo.

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(1) K:O: Beilin, Conversaciones Literarias Con Novelistas Contemporáneos pg.135 , Ed. Tamesis, 2004

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MI HERMANA ELBA Y LOS ALTILLOS DE BRUMAL
RESUMEN Y ANÁLISIS DE LOS CUENTOS

Mi hermana Elba:
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Los altillos de Brumal:
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Resumen de La ventana del jardín

Resumen de La ventana del jardín

Cuento de Cristina Fernández Cubas.

 

Resumen del argumento del cuento.

El protagonista narrador del cuento -cuyo nombre desconocemos- tiene que hacer un viaje por razones de trabajo. Como ya le ocurrió dos años antes, ha de pasar cerca de donde vive ahora un matrimonio al que conoce desde la infancia. Igual que  hizo entonces, decide  aprovechar el viaje para detenerse a visitarlos, aunque sin avisarles.
El matrimonio, sus antiguos conocidos  José y Josefina, habían tenido un hijo, Tomás. El niño, al parecer, había nacido con serios problemas de salud, lo cual llevó a los padres a tomar la decisión de trasladarse fuera de la ciudad, a una granja aislada en el campo, lejos de la aldea más cercana.
En la visita que les hizo dos años antes, debido a todas las preocupaciones que se tomaban los padres por la enfermedad de su hijo, el narrador solo tuvo ocasión de ver a Tomás (sin hablarle, por su afección en el oído)  en una breve entrevista a través de la ventana de su habitación (que daba al jardín, de ahí el título del cuento).
En ese breve encuentro, el hijo de los Albert, le había deslizado en el bolsillo una nota ininteligible, como escrita en clave o en otra lengua que usara las palabras de otro modo, con otro significado. Ese detalle es lo que más recuerda el narrador de la visita anterior y, de hecho, con esa nota arranca el cuento.

Todo indica que esa visita por sorpresa desconcierta e incomoda al matrimonio. No obstante, finalmente reaccionan y le invitan a pasar y a quedarse a comer con ellos. El narrador, aunque arrepentido y avergonzado de su intromisión, acepta, tal vez porque toda su motivación para visitarlos era el deseo de volver a ver al niño y aclarar el misterio de la extraña nota.
Durante la comida, José y Josefina siguen comportándose de un modo extraño, nada en consonancia con la antigua relación que los unía a los tres desde el colegio.
El narrador pregunta por la salud de Tomás y los padres se deshacen en lamentos y en largas explicaciones que al narrador se le antoja que tienen algo de falso o artificial. Pide ver al niño o, pero de os padres no obtiene más que evasivas. Los padres están obsesionados por aislar, literalmente, a su hijo del mundo, para protegerlo, entre otras cosas, del ruido, pues una de las manifestaciones de su enfermedad  es  problema en el oído que lo hace muy sensible a cualquier ruido.
Ttranscurre la velada y, en un momento en que parecen quedarse sin tema de conversación, el narrador, sin saber por qué vuelve a preguntar por la salud del niño. Para su sorpesa, los padres le responden empleando exactamente las mismas palabras que poco rato antes. El narrador llega a la conclusión de que están locos o de que esconden algo.
Finalmente, ante la actitud de los padres, el narrador llega a pensar que han asesinado al niño y finge un contratiempo con el taxi para obligarles a que le inviten a pasar alli la noche.

Tras la cena, para su sorpresa, José y Josefina le invitan a ver a Tomás, que ese mismo día cumplía 14 años. De su conversación a solas con el niño, el narrador concluye que el niño es inteligente y que tal vez no esté tan enfermo como dicen sus padres. Le parece que sus antiguos amigos se han convertido en unos monstruos que, tal vez por vergüenza, tienen a su hijo viviendo e condiciones inhumanas lejos del contacto con la gente.
Decide entonces ayudar a escapar al niño.  Se acerca de noche a la ventana del cuarto de Tomás que da a  jardín -la misma por la que le había pasado la nota en su anterior visita- con la intención de proponerle ayudarle a escapar de sus padres. Hablan durante horas.. El niño solo se expresa en ese extraño lenguaje que utiliza con sus padres y que el narrador había descubierto dos años atrás en la nota que el niño le diera. Pese a ello, el narrador consigue entenderle  y hacerse entender, y, en resumen, acuerdan escapar juntos. Cuando a las nueve llegue el taxi, Tomás deberá correr hacia él.

Cuando el narrador vuelve a su habitación, ya son las seis: Finge que acaba de despertarse  y pone suplan en marcha. Llegan las nueve, pero el taxi no aparece. El narrador se inquieta y sale al jardín. En ese momento oye que el chico le llama: también está cumpliendo su parte del plan.
Tomás se encuentra apenas a diez metros de él. Le hace gestos al chico para que corra hacia él. en ese momento el narrador descubre con pavor que Tomás  apenas puede moverse con normalidad: está realmente muy enfermo. En medio del desconcierto del narrador  de los esfuerzos inútiles del niño por avanzar rápidamente, aparecen los padres en la ventana del cuarto del niño, gritando despavoridos.
Los padres llegan hasta ellos y se llevan a su hijo dentro de la casa, sin dirigirle al narrador apenas algo más que una mirada de reproche.
El narrador, abochornado y fuera de sí, horrorizado ahora de sí mismo. echa a correr y no para hasta que, pasados cuatro o cinco quilómetros, se topa en la carretera con el taxi que iba a buscarlo.
Un último detalle que el narrador tiene que digerir es que el taxista acepta con naturalidad y tiene conocimiento  del lenguaje particular del chico y lo aprecia a él y a sus padres y, desde luego, parece considerar a los Albert una familia enteramente normal.

Resumen de Lúnula y Violeta

Resumen de Lúnula y Violeta

Cuento de Cristina Fernández Cubas.
Publicado en el libro de cuentos Mi hermana Elba en 1980

Resumen del argumento del cuento.

Violeta es una mujer que lleva una vida solitaria en una ciudad (sin nombre) a la que se trasladó tiempo atrás persiguiendo el sueño de llegar a ser escritora. Tanto dentro del cuarto de la triste pensión donde vive como en la calle, sus días transcurren en la más absoluta incomunicación. Su desolación se acentúa porque tampoco avanza como escritora.

Un día se siente especialmente angustiada por su soledad y sale a tomar algo a un bar al que suele ir sola. Allí una desconocida le pregunta si la silla de su mesa está libre. Esta desconocida es Lúnula.
Como Violeta ese día se encuentra especialmente ansiosa por su soledad, se muestra inusualmente comunicativa con la desconocida. Ésta, Lúnula, tiene un carácter extrovertido y las dos parecen congeniar rápidamente. Lúnula deslumbra a Violeta con su personalidad, la arrastra de compras y acaba proponiéndole que se vaya con ella a pasar unos días en una casa que tiene en el campo.
Aunque ella misma se sorprende de su conducta, Violeta acepta. pues ve, además, la ocasión de encontrar en el campo la tranquilidad necesaria para recuperar la inspiración y reencontrarse con la escritura.

Una vez en el campo, la casa-granja parece ser ideal para hallar la tranquilidad de ánimo necesaria para escribir. Está tan aislada que, incluso, una parte de los víveres proceden de lo que Lúnula cultiva y de los animales que cría y solo ocasionalmente reciben encargos adicionales de provisiones que hacen a un comerciante del pueblo más cercano.

Violeta se dedica a la tarea de revisar su cuaderno de apuntes y notas literarias y prepara un manuscrito. Lúnula se muestra interesada y comienza a leer sus escritos. Cuando lo hace,  subraya, anota y corrige lo que escribe Violeta, de un modo cada vez más amplio y radical, lo cual acaba molestando a Violeta que resuelve volver a la ciudad cuanto antes.

Pero entonces Lúnula cae enferma con fiebre y Violeta tiene que postergar su decisión para cuidar a la enferma. Durante ese período Violeta se muestra torpe para llevar la casa y la granja. Cuando Lúnula empieza a mejorar, es la propia Violeta la que enferma y tiene que guardar dama.
A lo largo de este tiempo, Violeta va adoptando una visión cada vez más pesimista sobre su talento como escritora, lo cual alientan las correcciones de Lúnula, la propia personalidad arrolladora de Lúnula y sus supuestas dotes como narradora oral. Como síntoma de la pobreza de su escritura, Violeta se ve a si misma incapaz de reflejar en sus escritos a Lúnula. Fínalmente, un día decide quemar su cuaderno de notas y su manuscrito. Vemos cómo empieza a arrojar al fuego el cuaderno de notas y cómo se detiene un momento a leer el manuscrito. Deducimos que finalmente no lo arrojó todo al fuego, porque parte de esas notas parece ser lo que forma todo el cuento, salvo la parte final redactada por el editor.
Al cabo de unos días Lúnula le dice que tiene que ir a la ciudad por lo que Violeta tendrá que quedarse sola en la casa durante un tiempo indefinido. Enferma y con fiebre, Violeta descuida la casa, la granja y se descuida a si misma. Está más atenta a regar un árbol, el jacarandá, al que ambas atribuían un valor simbólico, que a preocuparse ella misma de beber.

Todo lo anterior lo conocemos a través de ese  manuscrito que Lúnula había escrito.
En la parte final del cuento, narrada por la persona que lo edita y publica todo, descubrimos, en resumen, que en la granja quien realmente había estado era una tal Victoria Luz, mujer a la que encontraron muerta por inanición y que, como un trasunto de ella misma y de su lucha interior, había creado esos dos personajes, reflejo de su propio transtorno de personalidad que la condujo, finalmente, a la muerte.
En resumen, esta útima parte es una explicación de lo que hemos leído antes; una explicación que, en un análisis detenido del cuento, tal vez juzgaríamos innecesaria.

 

https://www.youtube.com/watch?v=JP8eDSCyUKM

Mi hermana Elba y los altillos del Brumal

Mi hermana Elba y Los altillos del Brumal

Mi hermana Elba y Los altillos de Brumal es una recopilación de ocho cuentos escritos por Cristina Fernández de Cubas.

La lista de cuentos es la siguiente:

  1. Lúnula y Violeta
  2. La ventana del jardín
  3. Mi hermana Elba
  4. El provocador de imágenes
  5. El reloj de Bagdad
  6. En el hemisferio sur
  7. Los altillos de Brumal
  8.  La noche de Jezabel 

Los cuentos de esta recopilación fueron publicados previamente en dos libros de cuentos diferentes. Los cuatro primeros relatos pertenecen al libro de cuentos Mi hermana Elba ( 1980.) y los cuatro últimos a Los altillos de Brumal (1983.)

Ficha del libro
Título: Mi hermana Elba y Los altillos de Brumal
Autor: Cristina Fernández Cubas
Género: Narrativa, Cuentos
Editorial: Tusquets Editores
Tapa dura: No

Primera edición: 1988

Idiomas: Español
ISBN: 978-84-8383-440-4
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MI HERMANA ELBA Y LOS ALTILLOS DE BRUMAL
RESUMEN Y ANÁLISIS DE LOS CUENTOS

Mi hermana Elba:
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Los altillos de Brumal:
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Lúnula y Violeta

Lúnula y Violeta (1988)

 

El punto de vista: lector, está usted invitado.

En cuanto al análisis e interpretación de Lúnula y Violeta, el punto de vista narrativo es el elemento clave de este relato. Además, es muy representativo de estos cuentos en su conjunto.

El narrador es, por lo general, un personaje en primera persona. En ocasiones, nos describe el transtorno de otro personaje, auténtico protagonista del cuento. Otras veces, el narrador mismo sufre algún tipo de problema mental o de limitación racional.

En Lúnula y Violeta tenemos un caso de esos. La escritora Victoria Luz se transtornó en su lucha por la creación artística y la comunicación. Sin embargo, esto no lo sabemos hasta el final.
La pregunta sería, si supiéramos eso desde el principio, ¿despertaría su lectura la misma inquietud? Si supiéramos que es la historia de una persona con su salud mental deteriorada, ¿nos asaltaría también la idea que detrás de esos hechos que se nos van insinuando podría haber algo fantásico o terrorífico?

La clave está en la técnica de la ocultación, en el desvelamiento progresivo. El narrador va midiendo estratégicamente qué información nueva  aporta al lector en cada momento del relato.
¿Es un relato fantástico?¿Ocurre algo fantástico? Realmente no. Entonces, ¿de dónde ha surgido lo fantástico, el miedo, el terror que parecía estar detrás de esa historia, tal como iba avanzando….?

Del lector, claro, de su ignorancia forzada por el punto de vista. La mente del lector, siguiendo las pautas aparentemente lógicas del relato, le va añadiendo una posible interpretación fantástico, terrorífica, mágica…
Este uso del punto de vista parece tener, pues cierta ironía.  El lector es necesario para poblar el cuento de imágenes e hipótesis que escapan a la razón convencional. Es un cómplice a su pesar.

¿Querrá Cristina Fernández Cubas poner a prueba nuestra mente mostrando cómo ella misma busca enseguida el refugio de lo transracional, incluso ante historias como la de este cuento, tan triviales, tan llenas de realismo? ¿Lo que nos quiere mostrar es el pánico de la razón? ¿Quiere ponerlo en evidencia? En definitiva, ¿ironiza sobre la fragilidad e impotencia de nuestro conocimiento que, a la mínima se resquebraja y reniega de sí mismo?

¿O querrá Fernández Cubas sugerir que, más allá de la percepción cotidiana, existe un mundo que escapa a la razón, lleno de otras posibilidades,  en el que se esconden fuerzas desconocidas que sí podrían ayudarnos a comprender mejor el mundo?
¿Muere Victoria Luz…?

¿Lo que entreven las mentes alteradas no será, simplemente, en todo caso el horror de la nada?

 

Significado y tema del cuento.

En resumen, parece que este cuento hay que interpretarlo en sentido alegórico. La incapacidad creativa es un exponente de la incapacidad de conocimiento. Este sería su tema.

Por este motivo, en Lúnula y Violeta, lo fantástico no es un mundo alternativo que irrumpe en este, sino una aberración psicológica que actúa como alegoría de la incapacidad de la razón, de las limitaciones de nuestro conocimiento.

El fino terror de Fernández Cubas, como ha sido llamado, está ligado, pues, al género fantástico por un hilo muy delgado.
No se trata de una visión romántica de lo fantástico en la en la que el terror es la puerta de una alternativa más poderosa -apocaliptíca o providencial- a la razón.Durkhein
Aquí lo fantástico actúa como motor narrativo y elemento estructural, como materia argumental sobre la que la autora fija su escepticismo,  pero no forma parte de una visión del mundo.
En este sentido, hace un uso irónico de lo fantástico, como material narrativo que moldea a su antojo para expresar su propio mundo. Forma parte de su estilo, pero solo de un modo muy relativo, de su visión del mundo.

Tampoco cabe, por tanto, hacer una interpretación romántica del cuento. El cuento habla de las miserias del hombre, de sus limitaciones. No propone ninguna alternativa irracional o fantástica al mundo racional, sino que se limita a exponer la derrota del conocimiento, mediante una historia alegórica de ambiente cercano a lo fantástico.

Es difícil no interpretar este cuento de un modo alegórico. No puede interpretarse, simplemente, lo en clave de otras dimensiones de lo real  o de psicología o de psicoanálisis y, mucho menos, en clave de feminismo o de crítica social.
Es un relato de tema filosófico y, de manera subsidiria, de tema metaliterario, pues también reflexiona y emite una sentencia pesimista sobre la naturaleza de la creación artística.

Los dos personajes son ficciones y ambas la representan. El tema inmediato del cuento es la lucha por la creación artística, que también es una lucha por la expresión, por la comunicación que puede salvarnos del aislamiento. Solo puede salirse de la nada y de la soledad consiguiendo el conocimiento, encontrándole el sentido a todo esto de la vida.Si la expresión artística pudiera ser satisfactoria, si el arte pudiera encontrar un sentido, el artista habría podido comunicarse.

Pero no a nada que comunica. Pero no se trata solo de que el mundo no tenga sentido, es que, además, nostoros mismos estamos vacíos. Nuestra soledad proviene del sinsentido del mundo. Somo tan huecos  e inconsistentes como él, nada podemos hacer ni por él ni por nosotros.

Violeta no crea nada y Lúnula solo confirma su total esterilidad.

 

ALGUNOS TEMAS O MOTIVOS TEMÁTICOS:

 

La soledad

Podemos considerar que el tema de este relato es la soledad y sus efectos. Comprobamos cómo este sentimiento puede llevar a tal extremo que llega a crear un personaje ficticio como consecuencia de una patología psicológica.

El tema del doble 

Se diría que es un tema con un papel compositivo, similar al de lo fantástico en su conjunto. Pero también representa, probablemente, una expresión de las propias inquietudes de la autor frente a la creación: una metáfora, se diría, no una obsesión especiañ. No parece necesario interpretarlo recurriendo al psicoanálisis, como  a veces se indica. Es otro elemento alegórico de la limitaciones de la razón humana.
En resunen, otro yo no solucionaría nada, más yo, es lo que se precisa.

La enfermedad mental

Muchos personajes de los cuentos de Fernández Cubas padecen algún tipo de problema  mental.  Esto nos enfrenta a las limitaciones de la razón; este tipo de personajes con su capacidad de conocimiento alterada, actúan repetidamente como alegoría de ese concepto. En otros cuentos, los personajes tampoco está en plena posesión de su razón por otros motivos: porque son niños, por ejemplo.

La escritora incluso se documenta concienzudamente sobre la enfermedad que va a mostrar en cada personaje. Pero diríamos que lo psicológico ante todo otro elemento compositivo. No es un cuento psicológico, sino en el que lo psicológico sirve de materia argumental  sobre la que se va dibujando una reflexión metafísica sobre el mundo. Es un cuento filosófico. Un relato de reflexión filosófica y no psicológica. Todas esas mentes enfermas  de estos relatos de Cristina Fernández Cubas representan a la impotencia misma del conocimiento humano.

El tema del arte dentro del arte.

La literatura y otros medios de conocimiento fracasan en los cuentos de Cristina Fernández Campos. Su visión acerca del arte es la misma que acerca de las capacidades humanas en general.
La creación literaria es problemática y atormenta a los personajes de algunos cuentos, como este de  Lúnula y Violeta. Es solo una expresión del tema epistemológico esencial. Las limitaciones de cualquier arte son una manifestación de las limitaciones de todo conocimiento.
Lúnula, la aspirante a escritora protagonista del cuento de Victoria Luz, como su propia creadora, fracasa.

“…¿Cómo se me pudo ocurrir alguna vez que yo podía narrar historias? La palabra, mi
palabra al menos, es de una pobreza alarmante. Mi palabra no basta, como no bastan
tampoco las escasas frases felices que he logrado acuñar a lo largo de este
cuadernillo. Ella en cambio parece disfrutar en demostrarme cuán fácil es el dominio
de la palabra.,”

 

La presencia de lo fantástico.

Habría que definir fantástico, claro, o neofantástico; etiquetas ambas que se e han adjudicado a nuestra autora.
Pero, en definitiva, lo fantástico se utiliza como lenguaje expresivo, pero no es una propuesta de interpretación del mundo, no  forma parte de una cosmovisión alternativa.
Lo fantástico no representa en este cuento una crítica romántica a la razón.  Por un lado  es un elemento argumental. Por otro, es una expresión de las limitaciones de la razón. Significativamente, suele estar vinculado a alguna limitación racional del personaje, como ocurre en este caso.
Su papel estructural es clave en este relato, puesto que la tensión del mismo se apoya en esa sugerencia de lo fantástico que tiñe el cuento hasta que no se nos facilitan todos los datos necesarios para reconstruir completamente lo ocurrido (todo esto, sin  necesidad de recurrir a hablar del epílogo que no aporta nada nuevo; solo algo más explícito).
En resumen, no es un cuento fantástico, en sentido literal. Se diría que es más bien un cuento alegórico.

 

El jacarandá.

Necesita mucha humedad. En su alucinación, Violeta,  alter ego inmediato de Violeta Luz (al que le brota Lúnula), decide dejar de beber agua para no arrebatársela al supuesto árbol mágico.

El jacarandá es otros símbolo, o, mejor, otra alegoría de la imposibilidad de cualquier logro. Nada puede conseguirse, puesto que nada puede conocerse: no hay nada; por tanto, nada es posible. Ni el jacarandá, ni la obra artística, ni la comunicación con los vecinos  o con los conciudadanos.
Por otro lado la leyenda amazónica sobre el jacarandá, lo relaciona irónicamente con la  sabiduría (Mitu,una sacerdotisa de la Luna, diosa de la sabiduría, descendió de un jacarandá y vivió entre los aldeanos, compartiendo con ellos sus conocimientos).

dice Lúnula y echa sobre la tierra agrietada el
último pozal de agua (fin de l secuencia dle jacarandá.

Los espejos

El espejo de su pensión le devuelve a Vioeta cada día una imagen borrosa. Cuando lo rompe al marcharse a la csa de campo de Lúdula

 ·…Al recoger mis cosas, mi última mirada fue para la luna
desgastada de aquel espejo empeñado en devolverme
día tras día mi aborrecida 
imagen. Sentí un fuerte impulso y

lo seguí. Desde el suelo cientos de cristales…”

Sin embargo, los espejos (otro de esos motivos repetitivos con los que juega la autora) no son mucho más piadosos con Lúnula y reflejan tanto su jovialidad como su notoria fealdad:

“… Los espejos, soldados en abanico, devolvían desde todos los ángulos posibles su feliz
y sonrosada cara de campesina, el extraño contraste entre su exuberancia sin límites
y el bonito vestido de raso pensado, con toda seguridad, para una mujer diez tallas
más menuda. Me gustó su decisión, el desprecio que parecía tener de sí misma. Su
cuerpo, desmesuradamente obeso, seguía moviéndose sin descanso…”

“”… los espejos reflejaban una vez más aquellos dientes, descascarillados y enfermizos a los que, en cierta forma, parecía iba dedicada su

propia risa…”

¿Qué diferencia hay entre esos espejos de Fernández Cubas y los de la sentencia del sabio del cuento de Borges Tlön, Uqbar, Orbis Tertius?

los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”

En el fondo, no mucha. Son un símbolo de la nada.  Pero en este cuento aluden, más precisamente, a las limitaciones del conocimiento (creativo o no).

 

Tiempo y espacio

EL aui y ahora del pricipio  etc

Esta!es!la!segunda!página!de!mi!cuaderno.!¿Por!qué!hablaré!de!Lúnula! en!pasado?,!me!pregunto!ahora.

cuand e queda sola

He! roto! definitivamente! mi! bloc! de! notas;! ¿para! qué! me! puede! servir! ya?! Sin! embargo,! he! conservado! por! unos! instantes! algunas! páginas.! B (tras enfermar  ajacaranda)

! había! escrito! en! una! de! esas! hojas! que! ahora!devora! el! fuego,! «es excesiva.»( ¿Qué! excesia habia escrito

tabe ay un manuscrito le toca el turn mientras rdele bloc de notas qiero hoearlo

historias? La palabra, mi
palabra al menos, es de una pobreza alarmante. Mi palabra no basta, como no bastan
tampoco las escasas frases felices que he logrado acuñar a lo largo de este
cuadernillo. Ella en cambio parece disfrutar en demostrarme cuán fácil es el dominio
de la palabra. No deja de hablarme, de cantar, de provocar imágenes que yo nunca
hubiese soñado siquiera sugerir

transicon enferma y

«Violeta»,! ha! dicho,! «no! te! comportes! como!una!adolescente!y! tómate!el! trabajo!de! releer!mis!párrafos.»!

mtivos

Extrañamente el camión!del!pueblo!que! solía! pasar! por! aquí! de! cuando! en! cuando! parece! haberse! olvidado! de! nuestra! existencia.!

y ela por su parte mat al gallo u taao”aheno a ell” no habituada al campo, dice. no la otra fete al atar gallo ella debil aun

la fiebre

el dormitorio má cómdo al que renuncia

el maletn  el viaje ala cudad quien lo hace

deformada extraña la carnes e cuelgan

los ojetos hermosos

curtiendo! las! pieles! de! los! numerosos! conejos! que he! debido! sacrifica elaahora hace eso

a.!Hermosa!es!una!palabra!que!no!había!oído! hasta!ahora!en!labios!de!Lúnula.!Ni!hermosa,!ni!bella,!ni agraciada,!ni!bonita.!En!sus! historias,!ahora!me!daba!cuenta,!sugería!a!menudo!estas!cualidades!sin!nombrarlas! jamás!directamente.!En!cuanto!a!los!objetos,!era!distinto.!En!este!punto!ȯy!recuerdo! los!objetos!del!desvánȯ Lúnula!solía!prodigar!epítetos!con!verdadera!generosidad.! Las! naturalezas! muertas! eran! «soberbi

la esriura de lad dos, la correco de a otratanto queya no se disningueunae aota hasta dnde llegoyo etc

Lücida se marcha con taje d esatñenegro,sobrio. ELla es la del floreado, abigarrado a lo Lúnula.

e,!si!me!doy!prisa!en! terminar! con! el! trabajo! pendiente,! quizá! me! quede! tiempo! aún! para! arreglar! la! habitación!de!los!trastos,!seleccionar!los!objetos!hermosos,!

privndome del agua para que nada le falte al javcranda…la muerte etc

Estructura de Lúnula y Violeta

 

En primer lugar cabe hacer una primera división entre la parte principal del cuento y el epílogo.

La primera parte está narrada en primera persona por la  voz de la protagonista. Una parte de las secuencias en las que se va descomponiendo el relato son fragmentos de un cuaderno que escribía Lúnula. Con esas secuencias se van combinando otras, con diversos saltos en el tiempo, que parecen narradas desde un momento posterior a ese cuaderno.
En las diversas secuencias, con esos saltos temporales hacia delate o hacia atrás, vamos conociendo cómo fueron transcurriendo los hechos desde que, tal como se nos cuenta al principio, Lúnula y Violeta se conocieron.

En esta primera parte ocurre todo lo significativo del cuento y da la impresión de que podría haber acabado perfectamente aquí.

La estructura interna del relato, la estructura de su contenido, se basa en el desvelamiento progresivo.
Vamos conociendo paulatinamente elementos que hacen converger poco a poco un personaje en el  otro (Y viceversa).
Este detalle es el que permite mantener la ilusión de lo fantástico, pues si, desde el principio supiéramos todos los detalles esenciales de la historia, la mente del lector no hubiera estado en vilo durante ese paseo virtual por lo fantástico.
La técnica del ocultamiento de información es la que genera la tensón del relato y la que permite, durante un a amplia parte del relato, la sugerencia de lo fantástico como explicación y como guía del cuento.

La estructura externa, la estructura de la forma   de esta esta primera parte se caracteriza por la simetría.
Esta parte está construido sobre repeticiones que actúan como simetrías a ambos lados del relato; el  ascenso hasta la creación del doble y el descenso al vacío del yo destruido por la vacuidad o esterilidad de la creación. Las repeticiones van apuntando la identidad de los dos personajes y la esterilidad de la búsqueda,  El relato se construye como un vaivén, como el viaje de la protagonista a sí misma que acaba con la destrucción de ambas, Lúmula y Violetay la muerte dela escritora en cuya imaginación batallaban, Violeta Luz.

Aunque la muerte se produce por inanición, deducimos que la locura provocada por la  búsqueda desesperada del conocimiento ha conducido a la escritora hasta su final.
La segunda parte es de una extensión mucho menor. Actúa como epílogo, como anticlímax.
En este epílogo, un narrador en tercera persona, nos informa de algunas cosas ocurridas después de las fechas hasta las que llega el cuaderno.
Realmente, resulta innecesaria, se diría que desluce un poco el cuento que ya había quedado redondo antes de lo que parece un añadido, creemos  que prescindible.

El relato, en su primera parte, está construido con una simetría bien calculada, tal vez algo obvia, pero muy armoniosa. Una pocas piezas se repiten a ambos lados de la historia como a ambos lados de un espejo: el espejo en el que se está mirando la aparente protagonista, el espejo en el que se está mirando la escritora de la que finalmente se habla en el cuento .

El simbolismo del espejo: la búsqueda no conduce a nada, no hay alternativa a la impotente razón, no hay otro yo o no, al menos, otro mejor, más capaz… Su búsqueda la devuelve una y otra vez a ella misma.
Lo relevante en la exposición del mundo que, con lenguaje tan preciso, nos dibuja Cristina Fernández Cubas no es que pueda haber otro yo más creativo, más capaz; sino que todos los yo, todas las alternativas fracasan, son igual de incapaces: Lúnula y Violeta y la propia Victoria Luz, la escritora que se nos presenta al final como la  mente en la que estuvieron batallando las dos opciones estériles representadas por sus personajes, Lúnula y Violeta.

Los espejos son borgianos, desde luego. La imagen que devuelven es borrosa, trasunto de la imposibilidad del conocimiento, de las limitaciones de lo humano. No diría, sin embargo que el escepticismo de Cristina Fernández Cubas pueda ser tan radical como el de Borges. Diríamos que el  vago voto de confianza que le da a lo fantástico, expresa, al menos, un deseo de esperanza.

Lenguaje y estilo

Escribir, de todas formas, es ir añadiendo constantemente  más vacuidad a esa gran vacuidad del mundo. No hay razón para hacerlo al son de las fanfarrias o con estilo enfático, de manera que el lenguaje natural, sobrio, realista, que tanto se destaca en la autora, parece ser un buen vehículo de expresión para su mirada sobre el mundo.
La razón tampoco necesita grandes momentos para defraudar; en cualquier instante la vida más sencilla puede desplomarse. Lo real convencional es ya por sí miso fantasmagórico; no se necesitan grandes efectos ni argumentos muy lejos de lo cotidiano. La realidad tiembla y vacila ante nuestros ojos cada segundo, sofocada por su propia inconsistencia y por nuestra incapacidad para explicarla.
El realismo de espacio y tiempo, de ambientes y hasta de personajes (no realmente excepcionales muchas veces) está acompañado por la naturalidad del estilo. La angustia cotidiana, constante, por la vida se quiere expresar con un lenguaje que presente como reconocible esa angustia, no como algo excepcional.
Lúnula es una “gran contadora de historias”, pero eso no le sirve de nada. También está sola. El acento de la autora no está, por tanto, en las virtudes de los narradores ( o narradoras) como a veces se ha comentado,  sino en la inutilidad de cualquier narración. No hay razones, eb este sentido, para un estilo barroco o con excesos.
La naturalidad del lenguaje choca o hace más evidentes, muchas veces, los comportamientos distorsionados que se nos presentan. Como decimos, parece un punto de vista irónico que parece evocar la también fantasmagórica realidad de lo cotidiano o habitual.

Personajes

 

Violeta

Inicialmente, Violeta se nos presenta como una aspirante a escritora que no acaba de encontrar la inspiración. Tímida e insegura.
Se trasladó a la ciudad, donde malvive en una pensión, pero allí solo ha aumentado su soledad, no su capacidad de escribir.

Significativamente al principio de cuento se nos dice que Violeta no soporta ni estar encerrada en  su cuarto ni estar sola en la calle rodea de  gente, en la soledad ruidosa dela calle. No se soporta a sí misma. Está completamente sola y abatida por su fata de creatividad.
Un encuentro causal con Lúnula, que le propone una estancia en una casa que tiene en el campo, parece que puede cambiar las cosas.
Lúnula es una persona que parece llena de fuerza y Violeta queda deslumbrada por su energía.
Cuando comprendemos que Lúnula y VIoleta E

Lúnula

Lúnula, a ojos de Violeta, posee numerosas virtudes: es una gran narradora oral, vitalista, extrovertida, resuelta… Violeta llega a creer que tiene toda la creatividad que a ella misma le falta.  Ve en en ella une estímulo, una posible fuente de inspiración y decide aceptar su incitación a pasar un tiempo en su casa de campo. De hecho, en el cuento representa alegóricamente, en gran media, a la inspiración misma, esa que no le llega a Violeta, su lucha con  la creatividad, con la palabra como medio de conocimiento.

Sin embargo, Lúnula también tiene aspectos negativos o que la limitan: su deplorable físico, su soledad. Sí, también se siente sola.

 

Victoria Luz

En el final del cuento descubrimos que es la auténtica protagonista del mismo.
Si tuviéramos alguna razón para pensarlo, diríamos que el nombre de este personaje es, no ya alegórico, sino irónico e incluso burlón.
Victoria Luz es la escritora que había estado luchando con el relato de Violeta y Lúnula. Ellas son personajes suyos. No vence la luz en el cuento, está claro.  El nombre es irónico, en un sentido evidente en el relato, porque no vence sobre las tinieblas del coocimiento. Muere, se hunde en la nada. Como digo, el nombre es tan obvio que incluso parece irónico en otro sentido, como si la escritora -CFC- se hubiera visto forzada a añadir ese final al cuento.

Victoria Luz crea a Violeta y Lúlula y en la historia de su relación escenifica, dramatiza, su lucha contra el conocimiento y la incomunicación; sí, su soledad. La soledad es la expresión en cada uno de nosotros de la Nada.
El cuento arranca explicando que lo que llevó a Violeta a conocer a Lúnula fue, literalmente, la soledad:

Si aquella tarde no me hubiera sentido especialmente sola en el húmedo cuarto de la pensión,
si la luz de una bombilla cubierta de cadáveres de insectos no me hubiera incitado a salir y buscar
el contacto directo del sol, si no me hubiera refugiado, en fin, en aquel bar de mesas plastificadas
y olor a detergente, jamás habría conocido a Lúnula...”

Parece que se nos dice que la soledad lleva a la búsqueda en la creación. Pero el arte, como cualquier otro medio de conocimiento, no tiene un conocimiento verdadero que ofrecernos y solo puede reforzar esa sensación de soledad. Violeta, Lúlula y Violeta estám todas condenadas a fracasar, a vivir en soledad y ano alcanzar el sentido de esta vida.

Dentro de nosotros lo que hay no es una persona ni otra persona, sino otra nada. Pesimismo.

 

……………………

 

 

, la sensación de anulación que siente Violeta, confrontada a la labor de creación y de corrección que ejerce Lúnula (su modelo idealizado) es una muestra del trauma que experimenta el que desea ser escritor ante la sensación de no poder llegar nunca a dominar el arte de la escritura como lo han hecho los modelos admirados. La crisis de la identidad ante la confrontación con el doble es al mismo tiempo un desafío al que se debe responder equiparándose al “modelo” del ideal perseguido fusionándose con él: “Intento releer algún párrafo más. No encuentro los míos. Están casi todos tachados, enmendados ¿Dónde termino yo y donde empieza ella? (p.29). La crisis de la identidad escindida se resolvería si Violeta reconoce que para ser ella misma tiene que dejar que su “manuscrito” sea modificado y corregido siguiendo la inspiración y la voz de la otra, es decir de aquella que es percibida como la “Luz” o la “Sabiduría” en el arte de narrar. Por eso, en el nivel fantástico de la extraña historia narrada, Violeta necesita la compañía estimulante y complementaria de Lúnula. Y cuando se queda sola, porque Lúnula se ha ido a la ciudad (p. 29), se pone a esperar la vuelta de la inspiración creadora para que el proceso de su iniciación en la conquista del arte exigente de la creación literaria siga teniendo sentido para ella:

Me acurrucaré aquí junta a la puerta como un perro guardián. […] privándome del agua, para que nada le falte a nuestro jacarandá (oh, árbol maravilloso ¿florecerás?, dime, tú que sabes de la vida y de la muerte, ¿volverá pronto Lúnula?” (Fernández, 1988:30).

labras como “parece”, que figura, por lo menos, en cada página; “debía de”; “irreal”. En más de una ocasión, la protagonista duda de su capacidad de percepción, de si realmente ocurren ciertas cosas o si ella sólo cree percibirlas, mientras que, en realidad, sólo se trata de su imaginación; en la página 17 se pregunta: “¿soñaba?”. Usa locuciones como “He creído recobrar”;3 “me creí obligada”; “me he sentido como”, etc. En el relato, Lúnula cae enferma y tiene fiebre, pero Violeta se pregunta si no está delirando también ella: “Es posible que ahora tenga fiebre yo y que mi pobre mente, incapaz de ordenar la avalancha de imágenes que se amontonan en mi cerebro, intente escabullirse como pueda” (25). Cuanto más nos acercamos al final de la narración, más nos encontramos con interrogantes que reflejan el deterioro del estado mental

El manuscrito “devorado” simboliza la devoración de Violeta por Lúnula y, a su vez, la destrucción de las dos vertientes del personaje principal. Más adelante, Violeta “mata” su cuaderno de notas y parte del manuscrito. La angustia se ve reforzada por el hecho de que cada afirmación positiva es invalidada por una declaración negativa, de modo que parece que no hay lugar para la esperanza. Buena muestra de ello encontramos en la página 21: “Era joven, imaginativa y arrolladora. Pero, por las injusticias de la vida, no parecía estar en condiciones de gozar de los placeres comúnmente reservados a la juventud”. Ya hemos visto que la descripción d

Los temas de Cristina Fernández Cubas

Los temas de Cristina Fernández Cubas

 Significado de su  obra: el pánico de la razón.

En cuanto el lector se adentra en un cuento de Cristina Fernández Cubas, a la razón empiezan a temblarle las piernas. El tema esencial es el sentido inapresable del mundo y del hombre. Su obra parece hablar del pánico de la razón. Los personajes o las situaciones de su relatos ponen en apuros a la razón que muestra continuamente sus limitaciones: tanto para el conocimiento último del mundo como para conciliarse con el lado emocional de la vida..

Por las grietas de la razón aparecen la inquietud, la fantasía, la imaginación o la locura, pero no como alternativas salvadoras a la razón, sino apenas como resortes que ponen en evidencia la insuficiencia de la razón  y, en todo caso, como  consuelo o como alternativas que a veces nos permiten vivir en ámbitos donde la angustia vital se atempera (la infancia, por ejemplo).
COmo les ocurre a muchos personajes de los cuentos, el punto de vista, en muchos relatos,  siembra el pánico también en la mente del lector que se deja apoderar por la incertidumbre o intenta agarrarse a explicaciones esotéricas, transracionales. Es una analogía de la situación desvalida del hombre ante el mundo y la vida..

Si el mundo carece de sentido, la lógica debería conducir a pensar que todo lo que hay dentro de ese mundo también carece de él. Ese paso lo hace explícito Cristina Fernández Cubas, por ejemplo, cuando presenta en tantos relatos a personajes con sus facultades mentales alteradas, con su racionalidad menoscabada. Es una alegoría de la limitación humana, de la ineficacia de nuestro conocimiento. El mundo carece de racionalidad y nuestra propia racionalidad es insatisfactoria, inútil.

El mundo carece de sentido y nosotros carecemos, además, de  la capacidad de interpretarlo satisfactoriamente. El componente fantástico de los relatos de Fernández Cubas, arranca casi siempre de ahí: de un personaje con su racionalidad menoscabada, de un transtorno de la razón.  No de ningún misterioso ultramundo terorífico, para entendernos.

Somos incapaces de darle un sentido al mundo o al hombre. Ese parece ser el tema central de sus obras, el estado de ánimo que las recubre todas. Un escéptico radical como Borges diría simplemente que todo carece de sentido. Cristina Fernández Cubas pone el acento en nuestra impotencia, en la fragilidad de nuestra existencia ante esa incertidumbre.

Sin embargo, nuestra limitación, nuestra incapacidad de conocer deja, paradójicamente una brecha abierta, porque hay una pequeña posibilidad de que todo tenga un sentido, una racionalidad, que nosotros, precisamente por nuestra imperfección, no somos capaces de captar. O; al menos, debemos admitir que  ni siquiera estamos seguros de que eso no sea posible.
En una entrevista, Fernández Cubas sintetiza este aspecto dee ste modo:

  ·…cuanto más racional sea una persona, mayor espacio dejará
     a lo desconocido, lo que no podemos explicarnos” (1)

La inquietud, el miedo, la pérdida del control racional de sus vidas enfrenta a sus personajes a experiencias que viven casi como sueños, por su vaporosa irrealidad. En ellas, la razón habitual es derrotada por algún transtorno y el personaje deja de percibir el mundo de modo convencional. La inquietud o el miedo pueden ser señales de que hay alguna posibidlidad de que exista otra realidad, de que la realidad sea diferente de como llegamos a suponer con nuestra razón..

Esta brecha de la razón que provoca la irrupción de lo fantástico tiene, pues, casi siempre su origen en ese transtorno psicológico. Pero se convierte así, no en una esperanza franca de que haya otra razón más completa (un sentido, una explicación del mundo y de nuestra existencia), pero sí en una vía en la que el alma puede explorar virtualmente, sospechar, intuir, imaginar o simplemente soñar, otra manera de fluir de la realidad.
Al final, esa otra dimensión en la que nuestra (insuficiente) razón se quiebra es tan fantasmagórica e incapaz como nuestra  dimensión habitual.  Lo fantástico, lo otro  (el giro argumental delirante que da forma a casi todos los cuentos de Fernández Cubas) no viene a salvar a estos personajes; más bien lo fantástico viene a corroborar su condena, a incrementar su desgracia.

Así se concilian el interés sincero de Cristina Fernández Cubas por la temática fantástica y el uso irónico (distanciado) y casi estrictamente compositivo que hace de esa temática en su obra.

La soledad. La incomunicación.

También estamos incapacitados para conocer a los otros; seres, por otro lado, tan incompletos como nosotros, con lo que la comunicación (y los sentimientos) auténtica es imposible y estamos condenados a vivir encerrados en nuestra soledad.
La soledad tiene que ver con la incomunicación, con la incapacidad del arte, con las limitaciones del lenguaje y de la razón… Todo está atravesado por el mismo pecado original “invertido “de la imposibilidad del conocimiento.

 

Lo fantástico y Cristina Fernández Cubas

A mi modo de ver, lo fantástico tiene un uso irónica por parte de la escritora barcelonesa. El punto de vista narrativo, que juega ante todo con la ocultación y el desvelamiento paulatino o estratégico, convierten un sereno relato realista en una historia con sombras de locura, pesadilla o fantasía.
Este uso del punto de vista provoca en el lector el pánico de la razón. Normalmente, lo que se nos cuenta del personaje extraño  tiene su origen en una alteración psicológica . Pero los relatos juegan a provocar en la mente del lector la sospecha de lo fantástico o de lo terrorífico o de un No-se-qué Otro fuera del alcance de la razón convencional. Es el lector, en gran medida, el que puebla estos relatos de fantasía.
Los relatos suelen transcurrir galanamente servidos en un lenguaje sereno y equilibrado, meticulosamente realista y es el lector el culpable de abandonar la razón, a las primeras de cambio,  y  salir corriendo en busca de las explicaciones esotéricas, seducido por las trampas del punto de vista.

Sí, el lector forma parte de la estructura de estos cuentos casi siempre.  Es un convidado forzoso, obligado a participar en la construcción y el sentido del relato.
Tal vez podría decirse que prestar atención de este modo al lector al construir un relato es algo de raíz cortaziana, pero este lector obligado a ser activo es una creación muy personal de Cristina Fernádez Cubas.
Para ello, se sirve de las técnicas d la narrativa fantástica, reforzando y manejando a su gusto la técnica que podríamos llamar  de ocultación/desvelamiento que caracteriza también a muchas obras de los diversos tipos de literatura fantástica.

La relación de la autora con lo fantástico, parece, por tanto, muy personal y su obra no se deja encasillar dentro del género fantástico sin más.

Lo fantástico, en definitiva,  no es en ella la expresión de una visión del mudo romántica que presente alguna clase de alternativa a la razón.

Es un repertorio temático, una materia argumental apropiada para la literatura que quiere abordar, pero no es la sustancia de su literatura.

 

La literatura

 

La infancia

 

Los transtornos mentales
Motivo temático

 

La temática feminista en Cristina Fernández Cubas

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(1) 2 Entrevista de Paula Corroto, ·La realidad está llena de agujeros negros·, Público.es, 4 de febrero de 2011, URL: http://www.publico.es/culturas/359671/la-realidad-esta-llena-de-agujeros-negros.

 

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