Resumen de La ventana del jardín

Resumen de La ventana del jardín

Cuento de Cristina Fernández Cubas.

 

Resumen del argumento del cuento.

El protagonista narrador del cuento -cuyo nombre desconocemos- tiene que hacer un viaje por razones de trabajo. Como ya le ocurrió dos años antes, ha de pasar cerca de donde vive ahora un matrimonio al que conoce desde la infancia. Igual que  hizo entonces, decide  aprovechar el viaje para detenerse a visitarlos, aunque sin avisarles.
El matrimonio, sus antiguos conocidos  José y Josefina, habían tenido un hijo, Tomás. El niño, al parecer, había nacido con serios problemas de salud, lo cual llevó a los padres a tomar la decisión de trasladarse fuera de la ciudad, a una granja aislada en el campo, lejos de la aldea más cercana.
En la visita que les hizo dos años antes, debido a todas las preocupaciones que se tomaban los padres por la enfermedad de su hijo, el narrador solo tuvo ocasión de ver a Tomás (sin hablarle, por su afección en el oído)  en una breve entrevista a través de la ventana de su habitación (que daba al jardín, de ahí el título del cuento).
En ese breve encuentro, el hijo de los Albert, le había deslizado en el bolsillo una nota ininteligible, como escrita en clave o en otra lengua que usara las palabras de otro modo, con otro significado. Ese detalle es lo que más recuerda el narrador de la visita anterior y, de hecho, con esa nota arranca el cuento.

Todo indica que esa visita por sorpresa desconcierta e incomoda al matrimonio. No obstante, finalmente reaccionan y le invitan a pasar y a quedarse a comer con ellos. El narrador, aunque arrepentido y avergonzado de su intromisión, acepta, tal vez porque toda su motivación para visitarlos era el deseo de volver a ver al niño y aclarar el misterio de la extraña nota.
Durante la comida, José y Josefina siguen comportándose de un modo extraño, nada en consonancia con la antigua relación que los unía a los tres desde el colegio.
El narrador pregunta por la salud de Tomás y los padres se deshacen en lamentos y en largas explicaciones que al narrador se le antoja que tienen algo de falso o artificial. Pide ver al niño o, pero de os padres no obtiene más que evasivas. Los padres están obsesionados por aislar, literalmente, a su hijo del mundo, para protegerlo, entre otras cosas, del ruido, pues una de las manifestaciones de su enfermedad  es  problema en el oído que lo hace muy sensible a cualquier ruido.
Ttranscurre la velada y, en un momento en que parecen quedarse sin tema de conversación, el narrador, sin saber por qué vuelve a preguntar por la salud del niño. Para su sorpesa, los padres le responden empleando exactamente las mismas palabras que poco rato antes. El narrador llega a la conclusión de que están locos o de que esconden algo.
Finalmente, ante la actitud de los padres, el narrador llega a pensar que han asesinado al niño y finge un contratiempo con el taxi para obligarles a que le inviten a pasar alli la noche.

Tras la cena, para su sorpresa, José y Josefina le invitan a ver a Tomás, que ese mismo día cumplía 14 años. De su conversación a solas con el niño, el narrador concluye que el niño es inteligente y que tal vez no esté tan enfermo como dicen sus padres. Le parece que sus antiguos amigos se han convertido en unos monstruos que, tal vez por vergüenza, tienen a su hijo viviendo e condiciones inhumanas lejos del contacto con la gente.
Decide entonces ayudar a escapar al niño.  Se acerca de noche a la ventana del cuarto de Tomás que da a  jardín -la misma por la que le había pasado la nota en su anterior visita- con la intención de proponerle ayudarle a escapar de sus padres. Hablan durante horas.. El niño solo se expresa en ese extraño lenguaje que utiliza con sus padres y que el narrador había descubierto dos años atrás en la nota que el niño le diera. Pese a ello, el narrador consigue entenderle  y hacerse entender, y, en resumen, acuerdan escapar juntos. Cuando a las nueve llegue el taxi, Tomás deberá correr hacia él.

Cuando el narrador vuelve a su habitación, ya son las seis: Finge que acaba de despertarse  y pone suplan en marcha. Llegan las nueve, pero el taxi no aparece. El narrador se inquieta y sale al jardín. En ese momento oye que el chico le llama: también está cumpliendo su parte del plan.
Tomás se encuentra apenas a diez metros de él. Le hace gestos al chico para que corra hacia él. en ese momento el narrador descubre con pavor que Tomás  apenas puede moverse con normalidad: está realmente muy enfermo. En medio del desconcierto del narrador  de los esfuerzos inútiles del niño por avanzar rápidamente, aparecen los padres en la ventana del cuarto del niño, gritando despavoridos.
Los padres llegan hasta ellos y se llevan a su hijo dentro de la casa, sin dirigirle al narrador apenas algo más que una mirada de reproche.
El narrador, abochornado y fuera de sí, horrorizado ahora de sí mismo. echa a correr y no para hasta que, pasados cuatro o cinco quilómetros, se topa en la carretera con el taxi que iba a buscarlo.
Un último detalle que el narrador tiene que digerir es que el taxista acepta con naturalidad y tiene conocimiento  del lenguaje particular del chico y lo aprecia a él y a sus padres y, desde luego, parece considerar a los Albert una familia enteramente normal.

Salir de la versión móvil