Lúnula y Violeta

Lúnula y Violeta (1988)

 

El punto de vista: lector, está usted invitado.

En cuanto al análisis e interpretación de Lúnula y Violeta, el punto de vista narrativo es el elemento clave de este relato. Además, es muy representativo de estos cuentos en su conjunto.

El narrador es, por lo general, un personaje en primera persona. En ocasiones, nos describe el transtorno de otro personaje, auténtico protagonista del cuento. Otras veces, el narrador mismo sufre algún tipo de problema mental o de limitación racional.

En Lúnula y Violeta tenemos un caso de esos. La escritora Victoria Luz se transtornó en su lucha por la creación artística y la comunicación. Sin embargo, esto no lo sabemos hasta el final.
La pregunta sería, si supiéramos eso desde el principio, ¿despertaría su lectura la misma inquietud? Si supiéramos que es la historia de una persona con su salud mental deteriorada, ¿nos asaltaría también la idea que detrás de esos hechos que se nos van insinuando podría haber algo fantásico o terrorífico?

La clave está en la técnica de la ocultación, en el desvelamiento progresivo. El narrador va midiendo estratégicamente qué información nueva  aporta al lector en cada momento del relato.
¿Es un relato fantástico?¿Ocurre algo fantástico? Realmente no. Entonces, ¿de dónde ha surgido lo fantástico, el miedo, el terror que parecía estar detrás de esa historia, tal como iba avanzando….?

Del lector, claro, de su ignorancia forzada por el punto de vista. La mente del lector, siguiendo las pautas aparentemente lógicas del relato, le va añadiendo una posible interpretación fantástico, terrorífica, mágica…
Este uso del punto de vista parece tener, pues cierta ironía.  El lector es necesario para poblar el cuento de imágenes e hipótesis que escapan a la razón convencional. Es un cómplice a su pesar.

¿Querrá Cristina Fernández Cubas poner a prueba nuestra mente mostrando cómo ella misma busca enseguida el refugio de lo transracional, incluso ante historias como la de este cuento, tan triviales, tan llenas de realismo? ¿Lo que nos quiere mostrar es el pánico de la razón? ¿Quiere ponerlo en evidencia? En definitiva, ¿ironiza sobre la fragilidad e impotencia de nuestro conocimiento que, a la mínima se resquebraja y reniega de sí mismo?

¿O querrá Fernández Cubas sugerir que, más allá de la percepción cotidiana, existe un mundo que escapa a la razón, lleno de otras posibilidades,  en el que se esconden fuerzas desconocidas que sí podrían ayudarnos a comprender mejor el mundo?
¿Muere Victoria Luz…?

¿Lo que entreven las mentes alteradas no será, simplemente, en todo caso el horror de la nada?

 

Significado y tema del cuento.

En resumen, parece que este cuento hay que interpretarlo en sentido alegórico. La incapacidad creativa es un exponente de la incapacidad de conocimiento. Este sería su tema.

Por este motivo, en Lúnula y Violeta, lo fantástico no es un mundo alternativo que irrumpe en este, sino una aberración psicológica que actúa como alegoría de la incapacidad de la razón, de las limitaciones de nuestro conocimiento.

El fino terror de Fernández Cubas, como ha sido llamado, está ligado, pues, al género fantástico por un hilo muy delgado.
No se trata de una visión romántica de lo fantástico en la en la que el terror es la puerta de una alternativa más poderosa -apocaliptíca o providencial- a la razón.Durkhein
Aquí lo fantástico actúa como motor narrativo y elemento estructural, como materia argumental sobre la que la autora fija su escepticismo,  pero no forma parte de una visión del mundo.
En este sentido, hace un uso irónico de lo fantástico, como material narrativo que moldea a su antojo para expresar su propio mundo. Forma parte de su estilo, pero solo de un modo muy relativo, de su visión del mundo.

Tampoco cabe, por tanto, hacer una interpretación romántica del cuento. El cuento habla de las miserias del hombre, de sus limitaciones. No propone ninguna alternativa irracional o fantástica al mundo racional, sino que se limita a exponer la derrota del conocimiento, mediante una historia alegórica de ambiente cercano a lo fantástico.

Es difícil no interpretar este cuento de un modo alegórico. No puede interpretarse, simplemente, lo en clave de otras dimensiones de lo real  o de psicología o de psicoanálisis y, mucho menos, en clave de feminismo o de crítica social.
Es un relato de tema filosófico y, de manera subsidiria, de tema metaliterario, pues también reflexiona y emite una sentencia pesimista sobre la naturaleza de la creación artística.

Los dos personajes son ficciones y ambas la representan. El tema inmediato del cuento es la lucha por la creación artística, que también es una lucha por la expresión, por la comunicación que puede salvarnos del aislamiento. Solo puede salirse de la nada y de la soledad consiguiendo el conocimiento, encontrándole el sentido a todo esto de la vida.Si la expresión artística pudiera ser satisfactoria, si el arte pudiera encontrar un sentido, el artista habría podido comunicarse.

Pero no a nada que comunica. Pero no se trata solo de que el mundo no tenga sentido, es que, además, nostoros mismos estamos vacíos. Nuestra soledad proviene del sinsentido del mundo. Somo tan huecos  e inconsistentes como él, nada podemos hacer ni por él ni por nosotros.

Violeta no crea nada y Lúnula solo confirma su total esterilidad.

 

ALGUNOS TEMAS O MOTIVOS TEMÁTICOS:

 

La soledad

Podemos considerar que el tema de este relato es la soledad y sus efectos. Comprobamos cómo este sentimiento puede llevar a tal extremo que llega a crear un personaje ficticio como consecuencia de una patología psicológica.

El tema del doble 

Se diría que es un tema con un papel compositivo, similar al de lo fantástico en su conjunto. Pero también representa, probablemente, una expresión de las propias inquietudes de la autor frente a la creación: una metáfora, se diría, no una obsesión especiañ. No parece necesario interpretarlo recurriendo al psicoanálisis, como  a veces se indica. Es otro elemento alegórico de la limitaciones de la razón humana.
En resunen, otro yo no solucionaría nada, más yo, es lo que se precisa.

La enfermedad mental

Muchos personajes de los cuentos de Fernández Cubas padecen algún tipo de problema  mental.  Esto nos enfrenta a las limitaciones de la razón; este tipo de personajes con su capacidad de conocimiento alterada, actúan repetidamente como alegoría de ese concepto. En otros cuentos, los personajes tampoco está en plena posesión de su razón por otros motivos: porque son niños, por ejemplo.

La escritora incluso se documenta concienzudamente sobre la enfermedad que va a mostrar en cada personaje. Pero diríamos que lo psicológico ante todo otro elemento compositivo. No es un cuento psicológico, sino en el que lo psicológico sirve de materia argumental  sobre la que se va dibujando una reflexión metafísica sobre el mundo. Es un cuento filosófico. Un relato de reflexión filosófica y no psicológica. Todas esas mentes enfermas  de estos relatos de Cristina Fernández Cubas representan a la impotencia misma del conocimiento humano.

El tema del arte dentro del arte.

La literatura y otros medios de conocimiento fracasan en los cuentos de Cristina Fernández Campos. Su visión acerca del arte es la misma que acerca de las capacidades humanas en general.
La creación literaria es problemática y atormenta a los personajes de algunos cuentos, como este de  Lúnula y Violeta. Es solo una expresión del tema epistemológico esencial. Las limitaciones de cualquier arte son una manifestación de las limitaciones de todo conocimiento.
Lúnula, la aspirante a escritora protagonista del cuento de Victoria Luz, como su propia creadora, fracasa.

“…¿Cómo se me pudo ocurrir alguna vez que yo podía narrar historias? La palabra, mi
palabra al menos, es de una pobreza alarmante. Mi palabra no basta, como no bastan
tampoco las escasas frases felices que he logrado acuñar a lo largo de este
cuadernillo. Ella en cambio parece disfrutar en demostrarme cuán fácil es el dominio
de la palabra.,”

 

La presencia de lo fantástico.

Habría que definir fantástico, claro, o neofantástico; etiquetas ambas que se e han adjudicado a nuestra autora.
Pero, en definitiva, lo fantástico se utiliza como lenguaje expresivo, pero no es una propuesta de interpretación del mundo, no  forma parte de una cosmovisión alternativa.
Lo fantástico no representa en este cuento una crítica romántica a la razón.  Por un lado  es un elemento argumental. Por otro, es una expresión de las limitaciones de la razón. Significativamente, suele estar vinculado a alguna limitación racional del personaje, como ocurre en este caso.
Su papel estructural es clave en este relato, puesto que la tensión del mismo se apoya en esa sugerencia de lo fantástico que tiñe el cuento hasta que no se nos facilitan todos los datos necesarios para reconstruir completamente lo ocurrido (todo esto, sin  necesidad de recurrir a hablar del epílogo que no aporta nada nuevo; solo algo más explícito).
En resumen, no es un cuento fantástico, en sentido literal. Se diría que es más bien un cuento alegórico.

 

El jacarandá.

Necesita mucha humedad. En su alucinación, Violeta,  alter ego inmediato de Violeta Luz (al que le brota Lúnula), decide dejar de beber agua para no arrebatársela al supuesto árbol mágico.

El jacarandá es otros símbolo, o, mejor, otra alegoría de la imposibilidad de cualquier logro. Nada puede conseguirse, puesto que nada puede conocerse: no hay nada; por tanto, nada es posible. Ni el jacarandá, ni la obra artística, ni la comunicación con los vecinos  o con los conciudadanos.
Por otro lado la leyenda amazónica sobre el jacarandá, lo relaciona irónicamente con la  sabiduría (Mitu,una sacerdotisa de la Luna, diosa de la sabiduría, descendió de un jacarandá y vivió entre los aldeanos, compartiendo con ellos sus conocimientos).

dice Lúnula y echa sobre la tierra agrietada el
último pozal de agua (fin de l secuencia dle jacarandá.

Los espejos

El espejo de su pensión le devuelve a Vioeta cada día una imagen borrosa. Cuando lo rompe al marcharse a la csa de campo de Lúdula

 ·…Al recoger mis cosas, mi última mirada fue para la luna
desgastada de aquel espejo empeñado en devolverme
día tras día mi aborrecida 
imagen. Sentí un fuerte impulso y

lo seguí. Desde el suelo cientos de cristales…”

Sin embargo, los espejos (otro de esos motivos repetitivos con los que juega la autora) no son mucho más piadosos con Lúnula y reflejan tanto su jovialidad como su notoria fealdad:

“… Los espejos, soldados en abanico, devolvían desde todos los ángulos posibles su feliz
y sonrosada cara de campesina, el extraño contraste entre su exuberancia sin límites
y el bonito vestido de raso pensado, con toda seguridad, para una mujer diez tallas
más menuda. Me gustó su decisión, el desprecio que parecía tener de sí misma. Su
cuerpo, desmesuradamente obeso, seguía moviéndose sin descanso…”

“”… los espejos reflejaban una vez más aquellos dientes, descascarillados y enfermizos a los que, en cierta forma, parecía iba dedicada su

propia risa…”

¿Qué diferencia hay entre esos espejos de Fernández Cubas y los de la sentencia del sabio del cuento de Borges Tlön, Uqbar, Orbis Tertius?

los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres”

En el fondo, no mucha. Son un símbolo de la nada.  Pero en este cuento aluden, más precisamente, a las limitaciones del conocimiento (creativo o no).

 

Tiempo y espacio

EL aui y ahora del pricipio  etc

Esta!es!la!segunda!página!de!mi!cuaderno.!¿Por!qué!hablaré!de!Lúnula! en!pasado?,!me!pregunto!ahora.

cuand e queda sola

He! roto! definitivamente! mi! bloc! de! notas;! ¿para! qué! me! puede! servir! ya?! Sin! embargo,! he! conservado! por! unos! instantes! algunas! páginas.! B (tras enfermar  ajacaranda)

! había! escrito! en! una! de! esas! hojas! que! ahora!devora! el! fuego,! «es excesiva.»( ¿Qué! excesia habia escrito

tabe ay un manuscrito le toca el turn mientras rdele bloc de notas qiero hoearlo

historias? La palabra, mi
palabra al menos, es de una pobreza alarmante. Mi palabra no basta, como no bastan
tampoco las escasas frases felices que he logrado acuñar a lo largo de este
cuadernillo. Ella en cambio parece disfrutar en demostrarme cuán fácil es el dominio
de la palabra. No deja de hablarme, de cantar, de provocar imágenes que yo nunca
hubiese soñado siquiera sugerir

transicon enferma y

«Violeta»,! ha! dicho,! «no! te! comportes! como!una!adolescente!y! tómate!el! trabajo!de! releer!mis!párrafos.»!

mtivos

Extrañamente el camión!del!pueblo!que! solía! pasar! por! aquí! de! cuando! en! cuando! parece! haberse! olvidado! de! nuestra! existencia.!

y ela por su parte mat al gallo u taao”aheno a ell” no habituada al campo, dice. no la otra fete al atar gallo ella debil aun

la fiebre

el dormitorio má cómdo al que renuncia

el maletn  el viaje ala cudad quien lo hace

deformada extraña la carnes e cuelgan

los ojetos hermosos

curtiendo! las! pieles! de! los! numerosos! conejos! que he! debido! sacrifica elaahora hace eso

a.!Hermosa!es!una!palabra!que!no!había!oído! hasta!ahora!en!labios!de!Lúnula.!Ni!hermosa,!ni!bella,!ni agraciada,!ni!bonita.!En!sus! historias,!ahora!me!daba!cuenta,!sugería!a!menudo!estas!cualidades!sin!nombrarlas! jamás!directamente.!En!cuanto!a!los!objetos,!era!distinto.!En!este!punto!ȯy!recuerdo! los!objetos!del!desvánȯ Lúnula!solía!prodigar!epítetos!con!verdadera!generosidad.! Las! naturalezas! muertas! eran! «soberbi

la esriura de lad dos, la correco de a otratanto queya no se disningueunae aota hasta dnde llegoyo etc

Lücida se marcha con taje d esatñenegro,sobrio. ELla es la del floreado, abigarrado a lo Lúnula.

e,!si!me!doy!prisa!en! terminar! con! el! trabajo! pendiente,! quizá! me! quede! tiempo! aún! para! arreglar! la! habitación!de!los!trastos,!seleccionar!los!objetos!hermosos,!

privndome del agua para que nada le falte al javcranda…la muerte etc

Estructura de Lúnula y Violeta

 

En primer lugar cabe hacer una primera división entre la parte principal del cuento y el epílogo.

La primera parte está narrada en primera persona por la  voz de la protagonista. Una parte de las secuencias en las que se va descomponiendo el relato son fragmentos de un cuaderno que escribía Lúnula. Con esas secuencias se van combinando otras, con diversos saltos en el tiempo, que parecen narradas desde un momento posterior a ese cuaderno.
En las diversas secuencias, con esos saltos temporales hacia delate o hacia atrás, vamos conociendo cómo fueron transcurriendo los hechos desde que, tal como se nos cuenta al principio, Lúnula y Violeta se conocieron.

En esta primera parte ocurre todo lo significativo del cuento y da la impresión de que podría haber acabado perfectamente aquí.

La estructura interna del relato, la estructura de su contenido, se basa en el desvelamiento progresivo.
Vamos conociendo paulatinamente elementos que hacen converger poco a poco un personaje en el  otro (Y viceversa).
Este detalle es el que permite mantener la ilusión de lo fantástico, pues si, desde el principio supiéramos todos los detalles esenciales de la historia, la mente del lector no hubiera estado en vilo durante ese paseo virtual por lo fantástico.
La técnica del ocultamiento de información es la que genera la tensón del relato y la que permite, durante un a amplia parte del relato, la sugerencia de lo fantástico como explicación y como guía del cuento.

La estructura externa, la estructura de la forma   de esta esta primera parte se caracteriza por la simetría.
Esta parte está construido sobre repeticiones que actúan como simetrías a ambos lados del relato; el  ascenso hasta la creación del doble y el descenso al vacío del yo destruido por la vacuidad o esterilidad de la creación. Las repeticiones van apuntando la identidad de los dos personajes y la esterilidad de la búsqueda,  El relato se construye como un vaivén, como el viaje de la protagonista a sí misma que acaba con la destrucción de ambas, Lúmula y Violetay la muerte dela escritora en cuya imaginación batallaban, Violeta Luz.

Aunque la muerte se produce por inanición, deducimos que la locura provocada por la  búsqueda desesperada del conocimiento ha conducido a la escritora hasta su final.
La segunda parte es de una extensión mucho menor. Actúa como epílogo, como anticlímax.
En este epílogo, un narrador en tercera persona, nos informa de algunas cosas ocurridas después de las fechas hasta las que llega el cuaderno.
Realmente, resulta innecesaria, se diría que desluce un poco el cuento que ya había quedado redondo antes de lo que parece un añadido, creemos  que prescindible.

El relato, en su primera parte, está construido con una simetría bien calculada, tal vez algo obvia, pero muy armoniosa. Una pocas piezas se repiten a ambos lados de la historia como a ambos lados de un espejo: el espejo en el que se está mirando la aparente protagonista, el espejo en el que se está mirando la escritora de la que finalmente se habla en el cuento .

El simbolismo del espejo: la búsqueda no conduce a nada, no hay alternativa a la impotente razón, no hay otro yo o no, al menos, otro mejor, más capaz… Su búsqueda la devuelve una y otra vez a ella misma.
Lo relevante en la exposición del mundo que, con lenguaje tan preciso, nos dibuja Cristina Fernández Cubas no es que pueda haber otro yo más creativo, más capaz; sino que todos los yo, todas las alternativas fracasan, son igual de incapaces: Lúnula y Violeta y la propia Victoria Luz, la escritora que se nos presenta al final como la  mente en la que estuvieron batallando las dos opciones estériles representadas por sus personajes, Lúnula y Violeta.

Los espejos son borgianos, desde luego. La imagen que devuelven es borrosa, trasunto de la imposibilidad del conocimiento, de las limitaciones de lo humano. No diría, sin embargo que el escepticismo de Cristina Fernández Cubas pueda ser tan radical como el de Borges. Diríamos que el  vago voto de confianza que le da a lo fantástico, expresa, al menos, un deseo de esperanza.

Lenguaje y estilo

Escribir, de todas formas, es ir añadiendo constantemente  más vacuidad a esa gran vacuidad del mundo. No hay razón para hacerlo al son de las fanfarrias o con estilo enfático, de manera que el lenguaje natural, sobrio, realista, que tanto se destaca en la autora, parece ser un buen vehículo de expresión para su mirada sobre el mundo.
La razón tampoco necesita grandes momentos para defraudar; en cualquier instante la vida más sencilla puede desplomarse. Lo real convencional es ya por sí miso fantasmagórico; no se necesitan grandes efectos ni argumentos muy lejos de lo cotidiano. La realidad tiembla y vacila ante nuestros ojos cada segundo, sofocada por su propia inconsistencia y por nuestra incapacidad para explicarla.
El realismo de espacio y tiempo, de ambientes y hasta de personajes (no realmente excepcionales muchas veces) está acompañado por la naturalidad del estilo. La angustia cotidiana, constante, por la vida se quiere expresar con un lenguaje que presente como reconocible esa angustia, no como algo excepcional.
Lúnula es una “gran contadora de historias”, pero eso no le sirve de nada. También está sola. El acento de la autora no está, por tanto, en las virtudes de los narradores ( o narradoras) como a veces se ha comentado,  sino en la inutilidad de cualquier narración. No hay razones, eb este sentido, para un estilo barroco o con excesos.
La naturalidad del lenguaje choca o hace más evidentes, muchas veces, los comportamientos distorsionados que se nos presentan. Como decimos, parece un punto de vista irónico que parece evocar la también fantasmagórica realidad de lo cotidiano o habitual.

Personajes

 

Violeta

Inicialmente, Violeta se nos presenta como una aspirante a escritora que no acaba de encontrar la inspiración. Tímida e insegura.
Se trasladó a la ciudad, donde malvive en una pensión, pero allí solo ha aumentado su soledad, no su capacidad de escribir.

Significativamente al principio de cuento se nos dice que Violeta no soporta ni estar encerrada en  su cuarto ni estar sola en la calle rodea de  gente, en la soledad ruidosa dela calle. No se soporta a sí misma. Está completamente sola y abatida por su fata de creatividad.
Un encuentro causal con Lúnula, que le propone una estancia en una casa que tiene en el campo, parece que puede cambiar las cosas.
Lúnula es una persona que parece llena de fuerza y Violeta queda deslumbrada por su energía.
Cuando comprendemos que Lúnula y VIoleta E

Lúnula

Lúnula, a ojos de Violeta, posee numerosas virtudes: es una gran narradora oral, vitalista, extrovertida, resuelta… Violeta llega a creer que tiene toda la creatividad que a ella misma le falta.  Ve en en ella une estímulo, una posible fuente de inspiración y decide aceptar su incitación a pasar un tiempo en su casa de campo. De hecho, en el cuento representa alegóricamente, en gran media, a la inspiración misma, esa que no le llega a Violeta, su lucha con  la creatividad, con la palabra como medio de conocimiento.

Sin embargo, Lúnula también tiene aspectos negativos o que la limitan: su deplorable físico, su soledad. Sí, también se siente sola.

 

Victoria Luz

En el final del cuento descubrimos que es la auténtica protagonista del mismo.
Si tuviéramos alguna razón para pensarlo, diríamos que el nombre de este personaje es, no ya alegórico, sino irónico e incluso burlón.
Victoria Luz es la escritora que había estado luchando con el relato de Violeta y Lúnula. Ellas son personajes suyos. No vence la luz en el cuento, está claro.  El nombre es irónico, en un sentido evidente en el relato, porque no vence sobre las tinieblas del coocimiento. Muere, se hunde en la nada. Como digo, el nombre es tan obvio que incluso parece irónico en otro sentido, como si la escritora -CFC- se hubiera visto forzada a añadir ese final al cuento.

Victoria Luz crea a Violeta y Lúlula y en la historia de su relación escenifica, dramatiza, su lucha contra el conocimiento y la incomunicación; sí, su soledad. La soledad es la expresión en cada uno de nosotros de la Nada.
El cuento arranca explicando que lo que llevó a Violeta a conocer a Lúnula fue, literalmente, la soledad:

Si aquella tarde no me hubiera sentido especialmente sola en el húmedo cuarto de la pensión,
si la luz de una bombilla cubierta de cadáveres de insectos no me hubiera incitado a salir y buscar
el contacto directo del sol, si no me hubiera refugiado, en fin, en aquel bar de mesas plastificadas
y olor a detergente, jamás habría conocido a Lúnula...”

Parece que se nos dice que la soledad lleva a la búsqueda en la creación. Pero el arte, como cualquier otro medio de conocimiento, no tiene un conocimiento verdadero que ofrecernos y solo puede reforzar esa sensación de soledad. Violeta, Lúlula y Violeta estám todas condenadas a fracasar, a vivir en soledad y ano alcanzar el sentido de esta vida.

Dentro de nosotros lo que hay no es una persona ni otra persona, sino otra nada. Pesimismo.

 

……………………

 

 

, la sensación de anulación que siente Violeta, confrontada a la labor de creación y de corrección que ejerce Lúnula (su modelo idealizado) es una muestra del trauma que experimenta el que desea ser escritor ante la sensación de no poder llegar nunca a dominar el arte de la escritura como lo han hecho los modelos admirados. La crisis de la identidad ante la confrontación con el doble es al mismo tiempo un desafío al que se debe responder equiparándose al “modelo” del ideal perseguido fusionándose con él: “Intento releer algún párrafo más. No encuentro los míos. Están casi todos tachados, enmendados ¿Dónde termino yo y donde empieza ella? (p.29). La crisis de la identidad escindida se resolvería si Violeta reconoce que para ser ella misma tiene que dejar que su “manuscrito” sea modificado y corregido siguiendo la inspiración y la voz de la otra, es decir de aquella que es percibida como la “Luz” o la “Sabiduría” en el arte de narrar. Por eso, en el nivel fantástico de la extraña historia narrada, Violeta necesita la compañía estimulante y complementaria de Lúnula. Y cuando se queda sola, porque Lúnula se ha ido a la ciudad (p. 29), se pone a esperar la vuelta de la inspiración creadora para que el proceso de su iniciación en la conquista del arte exigente de la creación literaria siga teniendo sentido para ella:

Me acurrucaré aquí junta a la puerta como un perro guardián. […] privándome del agua, para que nada le falte a nuestro jacarandá (oh, árbol maravilloso ¿florecerás?, dime, tú que sabes de la vida y de la muerte, ¿volverá pronto Lúnula?” (Fernández, 1988:30).

labras como “parece”, que figura, por lo menos, en cada página; “debía de”; “irreal”. En más de una ocasión, la protagonista duda de su capacidad de percepción, de si realmente ocurren ciertas cosas o si ella sólo cree percibirlas, mientras que, en realidad, sólo se trata de su imaginación; en la página 17 se pregunta: “¿soñaba?”. Usa locuciones como “He creído recobrar”;3 “me creí obligada”; “me he sentido como”, etc. En el relato, Lúnula cae enferma y tiene fiebre, pero Violeta se pregunta si no está delirando también ella: “Es posible que ahora tenga fiebre yo y que mi pobre mente, incapaz de ordenar la avalancha de imágenes que se amontonan en mi cerebro, intente escabullirse como pueda” (25). Cuanto más nos acercamos al final de la narración, más nos encontramos con interrogantes que reflejan el deterioro del estado mental

El manuscrito “devorado” simboliza la devoración de Violeta por Lúnula y, a su vez, la destrucción de las dos vertientes del personaje principal. Más adelante, Violeta “mata” su cuaderno de notas y parte del manuscrito. La angustia se ve reforzada por el hecho de que cada afirmación positiva es invalidada por una declaración negativa, de modo que parece que no hay lugar para la esperanza. Buena muestra de ello encontramos en la página 21: “Era joven, imaginativa y arrolladora. Pero, por las injusticias de la vida, no parecía estar en condiciones de gozar de los placeres comúnmente reservados a la juventud”. Ya hemos visto que la descripción d